Crisis, transición y la Venezuela posible

ENSAYO
José Álvarez-Cornett
(@chegoyo en Twitter)
CARACAS (Chegoyo.com)
25/Febrero/2015

Venezuela posible

Mi solidaridad con los presos políticos en Venezuela.

Crisis y transición

Sin duda que la situación de la sociedad venezolana es muy crítica en todos los sentidos: en lo político, en lo económico, en lo social, y, también, en lo moral. Hoy, en la cárcel de Ramo Verde, hay un alcalde preso (Antonio Ledezma, político por quien voté para que ejerciera como Alcalde Mayor de Caracas y no para que estuviese retenido en un calabozo) por haber firmado, junto con María Corina Machado y Leopoldo López, un documento – Acuerdo Nacional para la Transición – en donde los firmantes proponen algunas ideas para lograr una transición política en Venezuela. Se recuerda que Leopoldo López está preso, y que María Corina Machado se encuentra imputada por el supuesto delito de conspiración.

Posteriormente, Pompeyo Márquez sintetizó el programa expresado en ese documento en un breve artículo titulado, Por un acuerdo nacional en donde hace hincapié en que la propuesta de acuerdo está abierta a la discusión: “Lo nuevo que tiene este llamado es que plantea un programa de tres puntos y llaman a la vez a completarlo, a agregarle o quitarle, lo cual lo convierte en un acuerdo abierto al debate.”

El documento firmado por Ledezma, Machado y López termina diciendo que: “Venezuela será lo que los venezolanos hagamos de ella a través del cambio de rumbo que nosotros decidamos.” Y la nota de Pompeyo Márquez culmina indicando que “No hay salida a la crisis que no involucre a la inmensa mayoría de los venezolanos y venezolanas, de allí que aparezca este llamado al Acuerdo Nacional y el planteamiento de la unidad nacional.” Es decir, que se nos ha presentado una guía para salir de este atolladero, y que la salida a la crisis nos involucra a todos. Incluso, existe una página web creada para que los ciudadanos apoyen con su firma el Acuerdo Nacional para la Transición.

Por otra parte, Felipe Pérez, quien fue Ministro de Planificación entre los años 2002 y 2003, en una larga carta abierta dirigida a quien ocupa la silla en Miraflores, ha sugerido otras ideas para salir del foso político y económico en el que nos encontramos (el contenido de esa misiva fue resumido por el amigo Esteban Reyes Marcano en una breve nota en Facebook).

Pero, yo me pregunto: ¿queremos salir de esta crisis para ir hacia dónde? ¿cuál es el propósito? ¿qué es lo que queremos ser? Pienso que en la inmediatez de la crisis no vemos el largo plazo. O, en otras palabras, ¿en dónde está la visión-guía sobre esa Venezuela posible que seguro se encuentra entre nosotros en algún lugar, y que está todavía oculta y sin definir? Hay una hermosa Venezuela que la percibo como encerrada en un gran peñasco y que requiere de un colectivo de escultores que tallen la piedra y que como Da Vincis o Miguel Ángeles saquen a relucir la belleza que hay dentro de la piedra. Ese colectivo de escultores somos todos.

Es cierto que en las condiciones de emergencia en las que estamos el país necesita de muchas ideas para resolver el corto plazo. Ideas que alumbren el camino para salir de la crisis, pero ninguna de las ideas que han sido presentadas son equivalentes a darle al país una propuesta visionaria (una idea-fuerza) para hacer la Venezuela posible. Yo me estoy refiriendo a una visión que en su conjunto nos emocione y que canalice las energías de toda una sociedad hacia un futuro mejor, y sustentable, de bienestar, felicidad, y prosperidad. Pienso que la clase política y la intelectualidad venezolana han fallado al no haberle presentado al país una visión sobre lo que podemos ser: es decir, la Venezuela posible.

Eso si, debemos estar claros en que tener una visión y saber comunicarla bien no es suficiente. Una visión después de presentada, debe pasar a un gran proceso de conversación y diálogo para lograr que el país (los gremios, los vecinos, las asociaciones profesionales, los partidos políticos, las universidades, los estudiantes, los empleados etc.) discuta la visión para modificarla, interiorizarla o hacerla propia, e integrarla en visiones regionales, estatales, municipales, y vecinales (y para eso existen muchos mecanismos de intervención de grandes –tecnologías suaves (soft technologies)– que sirven para facilitar las discusiones ciudadanas; métodos a los cuales hice referencia en Abrir espacios para cumbres ciudadanas).

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Sin visión araremos en el mar

Estoy muy preocupado por el futuro de Venezuela, me produce una gran angustia ver la falta de una visión positiva y compartida de un futuro posible. Ya lo dijo la Biblia: “Sin visión la gente perece.” También lo dijo el poeta norteamericano Carl Sandburg cuando escribió: “Nada pasa sin que primero exista un sueño” (Nothing happens unless first a dream). La visión debe alumbrarnos el camino a seguir y debe ser un motivo de inspiración que desencadene nuestra inmensa creatividad. Pero, adicionalmente, los venezolanos también tenemos que recordar lo que hemos sido, ya que como dice el arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu: “Sin memoria no hay futuro posible“ (Él también ha dicho, y es otra cosa que debemos recordar, que “No hay futuro sin perdón”– No future without forgiveness).

La Venezuela posible

Me propongo en este ensayo dar una orientación sobre algunos elementos que pienso pueden ser útiles para construir una visión de la Venezuela posible. Afortunadamente, no tengo que definir qué es la Venezuela posible. Don Arturo Uslar Pietri ya lo definió para nosotros:

El país mejor que podemos hacer con los recursos humanos y materiales de que disponemos. No un país de utopía. No un país de imitación y copia. El país que nos revele el estudio paciente, la capacidad creadora de la inteligencia venezolana, aplicada a la realidad del país y a la situación del mundo y a la relación de lo que somos con respecto a lo que hemos sido y a lo que podemos ser.

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Ideas para una Venezuela posible

En un trabajo anterior (El futuro ya llegó) exploré desde otro ángulo la necesidad de desarrollar una visión positiva y compartida de un futuro para Venezuela. Ahora enfoco esta necesidad desde la óptica que ofrecen las palabras de Arturo Uslar Pietri las cuales, pienso, reúnen las claves necesarias para crear una visión de la Venezuela posible.

Primero, debemos hacer un acopio de lo que tenemos (recursos humanos–de primero– y materiales–de segundo–, ya que lo principal es la gente), segundo debemos considerar al mismo tiempo la realidad del país y la del mundo, y, tercero,  hay que tener presente nuestra historia: es decir, conocer el proceso sobre cómo nos hemos formado como nación; y aquí vuelven hacer eco en mi mente las palabras de Isaac Pardo quien nos recuerda que nuestra sociedad es el resultado del amalgamiento parcial de tres culturas: la indígena, la blanca europea y la negra africana, que estaban “físicamente unidas”, pero eran “espiritualmente pugnaces.” Y, a este origen fundacional, debemos sumarle los importantes aportes del siglo XX de la inmigración europea, latinoamericana, y asiática.

1) Erradicar los tres mitos

País joven
No somos ningún país joven, ni como nación, ni en la estructura demográfica. Como nación nos venimos gestando desde el año 1498. El año de 1607 marca el origen de la primera colonia inglesa exitosa en lo que hoy son los Estados Unidos de América– Jamestown, establecida el 14 de mayo de 1607 en la cercanías de la Bahía de Chesapeake –, es decir, 96 años más tarde que nuestra primera ciudad colonial Nueva Cádiz de Cubagua, fundada hacia 1511 como una ranchería de perleros, y la cual, como se sabe, recibió el título de ciudad en el año 1528 y fue dotada de escudo (y les recuerdo que el escudo de piedra está perdido), de Cabildo con su alcalde y concejales. En estructura demográfica, el país se encuentra en un período de transición demográfica en donde la pirámide poblacional, ancha en 1960 indicando a un país entonces demográficamente joven, se está aplanando y haciéndose cuadrada (ver gráfico; para el 2010 el estimado es: 29,4% entre 0  y 14 años, 64% entre 15 y 64 años y el resto contribuye con un 5,7%).

País rico
No somos un país rico, al contrario somos un país pobre (hoy en día, la pobreza está en franco aumento).

Tierra feraz
Los suelos venezolanos “feraces en demasía” no son tales, muy al contrario, la fertilidad de la tierra venezolana es un mito. La realidad es que solo 2% del territorio nacional es excelente para la agricultura y que 10% del territorio posee tierras de mediana calidad, “que adolecen de limitaciones severas para la agricultura.”¹

2) Petróleo seguirá existiendo, pero el ciclo del petróleo en Venezuela se cerró

En una trilogía de artículos en El Nacional  (“¿Tiene futuro nuestra industria petrolera?” I, IIIII) Alberto Quirós Corradi (1931-2015) nos anticipó el futuro: “..lo que está en juego –dice Quirós Corradi– es el futuro del país porque, hagamos lo que hagamos, los ingresos que producirá el petróleo, por sí solos, no alcanzaran para financiar la recuperación del desastre que nos dejará este régimen….El ciclo del petróleo en Venezuela se cerró.”….“Si no convocamos a una verdadera revolución ya y nos resignamos a unos años duros para recuperarnos y empezamos a producir bienes no petroleros, no tendremos futuro.”

Aparte de presentar, en su primer artículo, un escenario plausible de nuestro futuro petrolero, Quirós Corradi, en su tercer artículo, señala varios de nuestros otros problemas principales: (i) No tenemos “un pueblo educado que entienda la gravedad de lo que nos espera”, (ii)  Hay que “desarrollar una educación moderna que desde el preescolar rescate la enseñanza de valores basados en la educación socioemocional, psicología positiva, aprendizajes de las neurociencias aplicadas a la educación, bioética y neuroética.” (iii) “No solamente no nos hemos puesto al día con las nuevas investigaciones de las ciencias y los dilemas morales que producen sino que nos hemos atrasado. Nuestra máquina del tiempo educativa solo sabe retroceder.” [Aunque hay que reconocer que el CERPE ha presentado en “Siete Perspectivas y Siete Propuestas” una visión sobre la educación venezolana – aparece en Educación para transformar el país] (iv) Hay una falta absoluta de visión sobre un futuro posible: “Pero lo más grave es que nuestros jóvenes políticos que, algún día, detentarán el poder, tampoco parecen tener ideas novedosas [el autor se refiere al tema petrolero].”

3) Una sociedad mundial de bajo carbono

En su análisis sobre la situación petrolera, Alberto Quirós Corradi no se refirió explícitamente al tema del cambio climático y los efectos que las visiones sobre un mundo con una economía sustentable, una sociedad de bajo carbono (como medida para reducir el CO2 en la atmósfera) y economía circular van a tener sobre la economía mundial y el consumo de hidrocarburos. Por ejemplo, la Unión Europea ya tiene en marcha una visión de la economía ambientalista o verde (Visión 2050) con tres puntos en la agenda: la sociedad de bajo carbono, la economía circular, y la resiliencia de los ecosistemas. Ver, Where do we go from here? New visions for tomorrow’s economy.

A Vision of the Green Economy

We urgently require a model of change that will allow us to live well within our environmental means. This is often referred to as a green economy – a model which aims not only for improved efficiency, but also for the maintenance of long-term ecosystem resilience and enhanced human well-being.

The EU already has a vision for Europe in 2050, based on three main elements:

  • A society that limits the generation of carbon emissions.
  • A circular economy in which resources are being efficiently used, preventing and minimizing waste.
  • A region that is engaged in the preservation of ecosystems within and beyond its borders, respecting planetary boundaries.

La visión de la sociedad de bajo carbono está atada a una realidad del cambio climático que es la siguiente: si queremos que las temperaturas globales no se eleven más de 2 °C por encima de las temperaturas de los tiempos pre-industriales (1750), se ha estimado que las emisiones mundiales de carbono entre 2011 y 2050 no deben exceder la cifra de 1.100 gigatoneladas (Gt) de CO2 (dióxido de carbono), y esto solo para tener una probabilidad del 50% de mantener el calentamiento global durante el Siglo XXI por debajo de 2 °C (las reservas mundiales de petróleo, carbón y gas en el subsuelo contienen cerca de tres veces más carbono que la cifra de 1.100 Gt que no puede ser excedida).

¿Qué implicaciones tiene esto para nosotros? Dos profesores del University College London (Christophe McGlade y Paul Ekins del Institute for Sustainable Resources) publicaron en enero 2015 en la revista Nature un estudio en el cual concluyen que el 80% de las reservas de carbón, 33% de las reservas de petróleo y 50% de las reservas del gas deben de permanecer en el subsuelo sin explotar para poder cumplir con el objetivo ambiental de estar por debajo de 2 °C.

The geographical distribution of fossil fuels unused when limiting global warming to 2 °C  (Nature, 8 January 2015, Vol 157, p.187-190)

Our results suggest that, globally, a third of oil reserves, half of gas reserves and over 80 per cent of current coal reserves should remain unused from 2010 to 2050 in order to meet the target of 2 °C.

……

To conclude, these results demonstrate that a stark transformation in our understanding of fossil fuel availability is necessary. Although there have previously been fears over the scarcity of fossil fuels, in a climate-constrained world this is no longer a relevant concern: large portions of the reserve base and an even greater proportion of the resource base should not be produced if the temperature rise is to remain below 2 °C.

Este estudio utiliza un modelo integrado para cuantificar el problema. Es decir, para estimar las reservas de carbón, petróleo y gas que nunca deberán ser quemadas (producidas o usadas), y para localizar en donde están esas reservas. En lo que nos concierne como país, este estudio indica que:  “Resultados similares se pueden ver para el caso del petróleo extra-pesado de Venezuela. La producción acumulada es de 3.000 millones de barriles, lo cual significa que el 95% de las reservas probadas de petróleo extra-pesado y 99% de los Recursos Totales Remanentes Recuperables no serían producibles, aun cuando existiera un sistema CCS (por Carbon Capture and Storage) de captura y depósito de carbono. Para ampliar la información sobre el tema ver la nota de Gustavo Coronelleer la nota de Michael Jacob y Jerome Hilare (Unburnable fossil-fuel reserves) en el mismo número de la revista Nature, y consultar otro trabajo de McGlade y Etkins y una nota de Chris Rhodes. 

El estudio de McGlade y Etkins que hemos comentado reafirma el escenario presentado en la trilogía de Alberto Quirós Corradi sobre que el ciclo petrolero venezolano se cerró. Entonces, la pregunta es ¿qué hacemos? ¿Cómo vamos hacer la Venezuela posible?  Con seguridad, en un futuro en donde predominen las energías limpias, el petróleo se seguirá utilizando y tendrá otros usos alternativos que no implican quemarlo: como en la producción de grafeno (ver usos del grafeno), extracción de metales de los crudos extrapesados, y en nuevas aplicaciones petroquímicas. Pero debemos considerar el hecho de que la contribución del petróleo a la economía nacional se va a ver reducida y, no en razón de los precios del petróleo, sino fundamentalmente por los problemas de mercado a los que hace referencia Quirós Corradi y los límites medioambientales anteriormente referidos.

4) Educación

Entonces, una economía venezolana basada en el petróleo ya no será la opción principal para el desarrollo del país.  Así que debemos principalmente enfocar las energías en el desarrollo de la gente, ya que la riqueza del país en el futuro va a ser  (1) la que se provean los venezolanos así mismos mediante la creatividad, la innovación y el emprendimiento y (2) una economía basada en nuestras opciones geográficas (en donde incluyo a un sector privado de la economía dedicado a servir las necesidades de los pobres en una forma que sea rentable, ecológicamente sustentable, y culturalmente responsable).

Pero tenemos graves problemas: una población pobremente educada, un sistema educativo en ruinas, y una fuga de talento muy alta. ¿Como desarrollar el país con el talento colectivo reducido?  Venezuela  “ha exportado” 1,5 millones de personas entre las cuales (extendiendo los resultados de un estudio sobre 883 mil personas a todo conjunto de la emigración venezolana) el 55% tiene estudios de cuatro nivel – doctorado (12%) y maestría (43%)–, el 36% un título de educación superior y el 4% técnico superior (TSU) se puede decir que el país se está descapitalizando intelectualmente y se encuentra en la ruta hacia la pobreza intelectual la cual le sigue los pasos a la pobreza material.

El CERPE en Educación para transformar el país presentó una visión general sobre la educación venezolana y las Academias han producido un libro con propuestas sobre la educación superior (Reflexiones y Propuestas para la Educación Universitaria) las cuales pueden ser usadas como base para crear la visión de la educación para la Venezuela posible. Aquí solo quiero añadir algunos unos comentarios. 

Educar para la sostenibilidad

Enseñar el nuevo paradigma de la sociedad del futuro que hoy se está formado requiere de nuevas formas de pensar. Me refiero a la sociedad del conocimiento y la información, de la economía circular, en redes, y baja en carbono que requieren saber usar nuevas herramientas conceptuales y tecnológicas. En el siglo XXI, saber matemáticas elementales, leer y escribir bien ya no son suficientes para ser considerado un ciudadano alfabetizado. Debemos educar para el siglo XXI.

El ciudadano común del siglo XXI debe ser de mentalidad abierta y tener una visión global del mundo, debe tener conocimientos elementales de los sistemas naturales, de los sistemas complejos, del pensamiento sistémico y de los principios de la resiliencia y de la sustentabilidad. Este ciudadano del siglo XXI es también una persona sensible a la naturaleza que ha desarrollado una sensibilidad, ética y estética de lo natural. Asimismo, debe manejarse bien con las nuevas tecnologías digitales y, como ahora el aprendizaje debe ser continuo, debe saber como aprender de forma independiente. Pero además, el ciudadano del siglo XXI debe conocer los valores de la democracia-proceso (esto implica tener una buena autoestima– alfabetización emocional), saber distinguir el bien común y ser capaz de desarrollar una visión personal de largo plazo de su porvenir. 

La alfabetización emocional es muy importante porque, en una sociedad cada vez más global, compleja e interconectada, este conocimiento le puede permitir al ciudadano relacionarse con otros con mayor comprensión y empatía, y evitar caer en prejuicios. Además es la única forma de que logre su autoestima y asimile los valores de la democracia-proceso. Por otra parte, como dice Charles Hayes, “para ser libres, la gente tiene estar intelectualmente libre de la influencia de la manipulación y poseer suficientes conocimientos sobre la naturaleza de la indoctrinación para reconocerla”.

Las visiones del CERPE y de las Academias no incluyen a las personas que no están en la edad escolar (digamos a los que tienen 30 años o más). Pero los ciudadanos entre 30 y 70+ años constituyen una porción importante (~35%) de la población y si queremos a un país democrático y sustentable también tenemos que elevar el nivel educativo de este sector de la población para enseñarle las herramientas y los conceptos que se necesitan para poder desempeñarse bien en el siglo XXI.

Un gran reto para el país, no es llegar a la Luna en menos de 10 años como alguna vez se lo propuso a los estadounidenses el presidente John F. Kennedy (y como sabemos un 20 de julio de 1969 lo lograron), un gran reto para Venezuela es lograr en una década elevar sustancialmente el nivel educacional de toda la población venezolana de manera que el pueblo alcance el nuevo paradigma de alfabetización del siglo XXI.

En el siglo XIX los daneses lograron en poco tiempo elevar el nivel educativo del campesinado danés al punto de que los campesinos fueron capaces de debatir y argumentar ideas, lo que les permitió asumir cargos políticos en el parlamento danés, y fueron capaces de crear un sistema nacional de cooperativas que compitió eficientemente con empresas inglesas. Detrás de todo ese éxito estuvo la escuela popular danesa–Folkehøjskole– (que es un sistema que corre paralelo a la educación formal–y de iniciativa privada–, y que educa pero no entrega ningún tipo de títulos). En un largo ensayo titulado “Folkehøjskole: la educación popular y el camino danés hacia una modernización sin violencia” (Parte I y Parte II) presenté el caso de esta experiencia educacional danesa.

Por último, al país le será muy difícil desarrollarse sin contar con el apoyo del talento emigrado y debemos de crear muchos mecanismos para facilitar que esa colaboración se llegue a dar.

5) Una visión de futuro para la América Latina

Hace varios años la Dra. Carlota Pérez, profesora en universidades europeas y consultora internacional, presentó una visión del desarrollo de la América Latina para crear una América Latina desarrollada, próspera y con plena inclusión socialen el lapso de dos generaciones (40 a 50 años). La propuesta de la Dra. Pérez (Dinamismo tecnológico e inclusión social mediante una estrategia basada en los recursos naturales –texto original en inglés) no ha recibido la atención que se merece (por lo menos en Venezuela). Ella propone una estrategia dual la cual consiste en

(1) Apoyar el crecimiento de los países asiáticos (“engancharnos al carro del dinamismo asiático, y dar un salto tecnológico en el camino”) con el desarrollo de nuestras industrias de procesos para producir los materiales y alimentos que las industrias y la población de Asia necesita. La Dra. Pérez propone que nuestros recursos naturales se combinen con tecnología.

La adquisición de capacidades en las industrias basadas en recursos naturales asociadas con la biotecnología y la ciencia de los materiales tiene la ventaja de preparar el terreno para el posicionamiento adecuado en las tecnologías que hoy se vislumbran como candidatas probables a formar parte de la próxima revolución tecnológica: biotecnología, nanotecnología, bioelectrónica y nuevos materiales.

y,

(2) Por otra parte, como las industrias de procesos emplean poca mano de obra, para lograr la inclusión social, el segundo aspecto de la estrategia que ella propone consiste en que se desarrolle una cultura emprendedora masiva (“una oleada de emprendimiento a lo largo y ancho de toda la sociedad”).

Las industrias de procesos de ordinario no son intensivas en mano de obra y tienden a requerir una alta proporción de personal calificado y altamente calificado. Esto significa que aunque puedan contribuir al crecimiento económico y al enriquecimiento en cuanto al capital humano y técnico— ambos cruciales para dar un salto adelante en el desarrollo (catching-up)– no son suficientes para reducir el abismo entre ricos y pobres, ni para eliminar el desempleo y superar la pobreza. Tampoco se puede confiar en el efecto del ‘goteado’ tan cuestionado por la experiencia histórica. Esto sugiere la necesidad de emprender acciones en favor del desarrollo en dos direcciones: ‘desde arriba’ y ‘desde abajo’. Por lo tanto, esta propuesta supone lo que podría llamarse un modelo dual integrado.

En mi opinión, la visión de Carlota Pérez debe ser parte de la visión de la Venezuela posible. Vale la pena que todos estudiemos y consideremos su propuesta.

 6) Sustentabilidad y las opciones geográficas de Venezuela

EAP Europe Environment Program

El desarrollo en Venezuela no es sustentable en ninguna de las dimensiones que afectan al desarrollo. No es sustentable en lo político, ni en lo económico, ni en lo social y, tampoco lo es en lo ecológico y lo ambiental. No existe en Venezuela una visión nacional del desarrollo sustentable (y con la fusión del Ministerio del Ambiente con el de Vivienda y Hábitat –que hace que el Ministerio del Ambiente pase ahora  a ser un viceministerio de la nueva entidad–, Venezuela retrocede 40 años en materia ambiental. Para informarse sobre el estado del ambiente en Venezuela se pueden consultar los reportes Situación Ambiental de Venezuela de la ONG Vitalis y revisar el documento Innovación, Desarrollo y Sustentabilidad para el Siglo XXI una mirada desde Venezuela.

La visión europea actual de la Sustentabilidad fue presentada en el 7mo Programa de Acción Ambiental (Noviembre 2013):

“En 2050, vivimos bien, dentro de los límites ecológicos del planeta. Nuestra prosperidad y el medio ambiente sano nacen de una economía innovadora y circular en el que nada se desperdicia y donde los recursos naturales son gestionados de forma sostenible, y la biodiversidad está protegida, valorada y restaurada en formas que mejoran la capacidad de recuperación (resiliencia) de nuestra sociedad. Nuestro crecimiento bajo en carbono hace mucho que fue desvinculado del uso de los recursos, marcando el ritmo para una sociedad global, segura y sostenible.”

7th Environmental Action Program 

“In 2050, we live well, within the planet’s ecological limits. Our prosperity and healthy environment stem from an innovative, circular economy where nothing is wasted and where natural resources are managed sustainably, and biodiversity is protected, valued and restored in ways that enhance our society’s resilience. Our low-carbon growth has long been decoupled from resource use, setting the pace for a global, safe and sustainable society.”

¿Qué podemos pedir los venezolanos para el 2050? ¿Cuál pudiera ser la visión 2100 de la Sustentabilidad en Venezuela–con visiones intermedias para el 2035, 2055, 2075?

Es claro que nuestro caso no es igual al de los países desarrollados. Los europeos en su mayoría no tienen que preocuparse (en su territorio) de cuestiones básicas como la democracia, la descentralización, la libertades públicas, separación y autonomía de los poderes públicos, la vigencia del imperio de la ley, la pobreza extrema, la alta criminalidad, entre otros.  Si bien es cierto que nuestro país, hoy en día, carece de estabilidad política, económica y social y que está atrasado en muchos otros aspectos básicos (como la educación y la salud pública), para hacer posible un país con un desarrollo sustentable nosotros también debemos tener una visión ecológica del desarrollo que vaya de las manos con el desarrollo de los aspectos políticos, económicos y sociales que ya fueron superados en Europa. Lograr la sustentabilidad es un problema sistémico, y hay que avanzar en todos los frentes de forma simultánea (ver Arnoldo José Gabaldón, El desarrollo sustentable de Venezuela , Desarrollo sustentable: ¿Puede ser la salida de Venezuela? y Líneas maestras para el desarrollo sustentable de Venezuela).

Lo que yo pediría es una gran coalición de la sociedad civil venezolana (gremios empresariales, Universidades, las Academias, los alcaldes y gobernadores de Venezuela, los colegios y sociedades profesionales de Venezuela, los estudiantes, las organizaciones no gubernamentales, los partidos políticos, los trabajadores y sus sindicatos, las asociaciones de vecinos etc.) que se agrupen en un gran Consorcio por el Desarrollo Sustentable de Venezuela. Y que desde ese consorcio se plasme una visión de la Venezuela posible y sustentable y que luego esa visión se llevé a todos los rincones del país para recibir feedback y replantear la visión inicial, para luego aprobar la visión e impulsarla para que ésta sea adoptada por el gobierno nacional, y los gobiernos regionales, y municipales, y por toda la ciudadanía.

Una Venezuela posible implica repensar y rediseñar el país con una visión futurista que tome en cuenta los desarrollos tecnológicos en el mundo desarrollado, los nuevos sistemas económicos como la economía circular que recién emerge, los límites del planeta Tierra y las opciones geográficas de Venezuela. Sobre las opciones geográficas de Venezuela me referí extensamente en Gente, Tropicalidad y Opciones Geográficas. Una visión de la Venezuela posible debe rescatar el concepto de la tropicalidad del país. En palabras de Pedro Cunill Grau:

Por complejas causas culturales y educacionales no parece que el país tenga conciencia del futuro prometedor de su tropicalidad. Por ello sería necesario tomar medidas para el desarrollo de una conciencia tropicalista, basada en la reafirmación de su legado natural, histórico y humano.

 7) El Estado servidor

Una visión de la Venezuela posible debe pensar al Estado de forma diferente. A fines de los años sesenta, Robert K. Greenleaf (1904-1990) presentó al mundo la filosofía ética del Liderazgo Servidor (Servant Leadership) en la que incluyó varios capítulos dedicados al tema de la Institución como una entidad servidora (The Institution as a Servant). Quien escribe piensa que esta filosofía puede ser utilizada para darle sustento ético-filosófico a la idea recientemente planteada por el economista del MIT Daron Acemoglu (conocido autor del libro, Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty) sobre el Estado Servidor (The Servant State). La concepción política del Estado es la que se debe a Max Weber, es decir, aquella que dice que el Estado es la entidad que tiene en la sociedad el “monopolio legítimo de la violencia”. Acemoglu sugiere considerar al Estado como una institución servidora

Perhaps it is time, then, to remove the Weberian state from atop the social hierarchy in order to strengthen the resilience of inclusive institutions. Perhaps it’s time for the servant state, an entity whose agents are no longer feared and are less able to coerce. This does not mean removing the power of the state to intervene and regulate but more strongly enshrining the notion that state power emanates from the citizens, who should monitor it more closely and reclaim that power when it is abused. 

Vivimos en unos momentos críticos. La propuesta de Acuerdo Nacional para la Transición es una posible solución para el corto plazo. Pero no debemos dejar que el corto plazo oculte el porvenir. La Venezuela posible –y lo posible debe ser también sustentable– está allí esperando a que nosotros la construyamos. Aquí solo he presentado varias ideas que pueden ser pensadas como elementos para crear la Venezuela posible: ese país hermoso, de paz y progreso que todos deseamos y nos merecemos.

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Nota

1) Vida de Hacienda de Venezuela, José Rafael Lovera, 2009, Fundación Biggott, pág. 23.

SOBRE EL AUTOR: José G. Álvarez Cornett ( @Chegoyo en Twitter )

Miembro de COENER, del grupo “Physics and Mathematics for Biomedical Consortium“, y de la American Physical Society (APS). Representante de los Egresados ante el Consejo de Escuela de Física, Facultad de Ciencias, UCV.

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2 Responses to "Crisis, transición y la Venezuela posible"

  1. Eddie A. Ramírez S. says:

    Excelente planteamiento. Si seguimos como vamos, no de ahora, sino desde el inicio de nuestra vida republicana, estaremos condenados al fracaso. No recuerdo quién fue el que dijo( creo Kenneht Galbraith), refiriéndose a los recursos naturales y el desarrollo que ¨Japón no tenía nada y lo hizo todo, Estados Unidos lo tenía todo y lo hizo todo, Argentina lo tenía todo y no hizo nada¨. Creo este lapidario concepto es aplicable a Venezuela, solo que nuestra situación es menos favorable que la de Argentina. Nuestros suelos son de inferior calidad, el pueblo tiene un más bajo nivel de educación y se acostumbró al facilismo pensando que eramos ricos. No solo necesitamos definir la visión del país que queremos, algo hizo Gerber Torres en un sueño para Venezuela, sino también un nuevo liderazgo que pueda vender esa nueva visión. Felicitaciones

  2. cesar f muñoz v says:

    hay tantas y tan grandes verdades en este artículo que da mucha lástima que se pierda por causa del enfoque, la perspectiva.
    Apuesto que a nadie (muy pocos) llega porque parte desde una perspectiva de pesimista; aun cuando todo el texto es optimismo, pasa a solo “posible optimismo” asumiendo un caos perturbador, una crisis inexistente, que mancha, oscurece todo lo bueno del artículo, haciendo que esas buenas ideas solo queden entre unos cuantos que nada hacen en pro de nada. Quienes si pueden hacer algo en pro de algo no pueden aprovechar esas lineas pues somos venezolanos optimistas por genética (o algo como eso).
    Trata de escribir, o decir, todo eso mismo sin las muletillas de caos y crisis y veras la gran diferencia.
    (y no es que quiera decir que no hay crisis o que si la hay, es solo que no es necesario tanto pesimismo, para explicar la verdad)

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