NIHON VES: Relaciones provechosas en ciencia e ingeniería entre Japón y Venezuela

PROYECTO VES
José Álvarez-Cornett
(@chegoyo en Twitter)
CARACAS (Chegoyo.com)
02/Diciembre/2017


NOTE TO ENGLISH READERS: An English version of this essay can be read here.


Los anales de la historia venezolana de la ciencia y la tecnología esconden un hermoso relato. Creo que es como un bello y fragante jardín de cerezos y orquídeas que aún está por ser descubierto. Nuestro deseo es buscarlo, conseguirlo e historiarlo para desentrañar su naturaleza y hacerlo manifiesto, es decir, público. Con ello también queremos nutrir el espíritu de los jóvenes venezolanos de hoy y los de las generaciones que estarán por venir.

Pero, en realidad, ¿de qué se trata?

El objetivo consiste en investigar para relatar la historia de los aportes a la ciencia y al desarrollo tecnológico realizados en Venezuela por los científicos y tecnólogos japoneses que residieron entre nosotros, principalmente, durante la segunda mitad del siglo XX. Pero también queremos investigar para contar otra historia muy actual – !oh, sorpresa! – sobre varios científicos venezolanos integrados a la sociedad japonesa y sus aportes a la ciencia y la tecnología en el Japón. ¡Es que la diáspora venezolana está distribuida por todas partes del mundo!

Por ello, en Proyecto VES, una iniciativa de investigación independiente para estudiar los perfiles de vidas de la migración tecno-científica en Venezuela (inmigración de científicos e ingenieros extranjeros a Venezuela y emigración de científicos e ingenieros venezolanos a otros países) hemos creado una nueva línea de investigación que hemos llamado NIHON VES y para la cual estamos pidiendo tu apoyo.

El objetivo de esta nueva línea de investigación del Proyecto VES es estudiar aquellos aportes relacionados con las ciencias fisico-matemáticas (entendiendo a estas de una forma amplia para incluir los aspectos ingenieriles) realizados por científicos e ingenieros japoneses en Venezuela y sobre los aportes de científicos venezolanos que viven en Japón, principalmente, a la física y ciencias de los materiales. Con NIHON VES también queremos estudiar las colaboraciones entre laboratorios de investigación venezolanos y japoneses y dar una mirada a la educación en el Japón de cientos de científicos e ingenieros venezolanos.

Precedido por una nota personal sobre las «relaciones bilaterales» del autor con el Japón, en este ensayo presentamos los antecedentes de esta historia de inmigrantes: cómo se iniciaron las relaciones diplomáticas con Japón, quién fue el primer inmigrante japonés en Venezuela, quiénes son los científicos y tecnólogos japoneses en Venezuela y los científicos venezolanos que hasta ahora se han podido identificar en Japón, cómo han sido las colaboraciones de investigación científica entre Venezuela y Japón y nos aventuramos a lanzar una hipótesis sobre quién pudo haber sido el primer venezolano en conocer a un japonés. Queda mucho por investigar y este ensayo solo abre el camino.

En Proyecto VES (ver también aquí) pensamos que es muy importante que la sociedad venezolana y, en particular, sus jóvenes conozcan cómo la inmigración intelectual ayudó al desarrollo de la universidad venezolana y a la institucionalización de la ciencia en el país. También queremos ofrecerle a la sociedad venezolana modelos referentes y, en particular, con la línea de investigación NIHON VES, referentes de origen japonés,  y así dar también una mayor riqueza y profundidad a las relaciones entre los dos pueblos: el venezolano que tiene a la orquídea como su flor oficial y el japonés que tiene a la flor del cerezo como su flor más querida, aunque el crisantemo, la flor imperial, sea la flor oficial.

A la izquierda la flor del cerezo (Prunus serrulata) – sakura,en japonés- y a la derecha una orquídea (Cattleya mossiae).

Ya tenemos buenas pistas sobre cómo y dónde encontrar este jardín oculto de cerezos y orquídeas. Las contribuciones tecno-científicas de los japoneses relacionadas con Venezuela han sido realizadas en varias áreas. En las investigaciones previas realizadas encontramos aportes a las ciencias marinas — oceanografía y pesca —, ciencias de los alimentos, química de productos naturales, biofísica, medicina, matemáticas, ciencias de los materiales, telecomunicaciones, petróleo y gas (en particular, tecnologías relacionadas con la producción y combustión de la Orimulsion® y tecnologías de producción de gas), en metalurgia (acero y aluminio), y en análisis de riesgo y prevención de desastres.

En el 2018, se celebrarán los ochenta años del establecimiento de las relaciones bilaterales entre Japón y Venezuela y del nonagésimo aniversario de la emigración japonesa en Venezuela, con esta otra línea de investigación del Proyecto VES, adicionalmente, queremos dar también nuestro pequeño aporte a estas celebraciones.

Como ya indicamos, hoy traemos un recuento de los antecedentes principales de este relato y de las pistas conseguidas las cuales de ahora en adelante se deberán investigar en profundidad para desentrañar los misterios de este jardín de cerezos y orquídeas. Sin embargo, desarrollar este proyecto de arquelogía histórica digital — usando Sondeo Histórico Digital — requiere de muchas horas de trabajo y Proyecto VES es una iniciativa de investigación independiente que necesita financiamiento para poder continuar con las investigaciones para escribir los perfiles de vida de la migración tecno-científica venezolana, y todo ello viviendo dentro de una geografía con un clima contingente que, por razones que no hacen falta especificar, es rudo y árido para todo lo que tiene que ver con la investigación.

¿Cuál es la enseñanza principal de este trabajo?  Que hay una historia de inmigrantes fascinante, que las relaciones en ciencia y tecnología han sido provechosas para ambos pueblos: el pueblo de los amantes de las orquídeas y la nación amante de la flor del cerezo. En otras palabras, que Venezuela y Japón son naciones complementarias, que venezolanos han hecho y hacen ciencia y tecnología en Japón (algunos son profesores universitarios allá, otros investigan en empresas y universidades, otros dirigen grupos de investigación), que hasta ahora hay quince tecnocientíficos japoneses identificados que han hecho ciencia y tecnología en Venezuela y que por varios años, desde 1988 hasta aproximadamente 2007, Venezuela exportó a Japón un producto de alta tecnología como la Orimulsion®. Gracias a todos ellos, los venezolanos allá y los japoneses aquí, el mundo es un poco mejor. Ellos hicieron la historia, nosotros queremos investigarla y escribirla. Te invito a leer, lo que podemos llamar como el Episodio #0 de una saga por escribir (la longitud del ensayo sin incluir este prefacio es de aproximadamente 13.000 palabras).

Entonces, si te gusta el Proyecto VES y quieres apoyar esta iniciativa para desentrañar la historia de un jardín del conocimiento nipón-venezolano puedes usar PayPal para hacer una donación pulsando en el botón DONATE mostrado abajo.

 

¡GRACIAS!

Coloritmo

Una nota sobre «nuestras relaciones bilaterales» con Japón

En ánimo celebratorio quiero insertar aquí una nota personal sobre mi interés en Japón y sobre mis «encuentros nipones».  Mi interés por Asia comenzó tímidamente a principios de los años ochenta, durante una estadía de estudio en el área de la Bahía de San Francisco, California, cuando al buscar una cama para mi apartamento en Berkeley descubrí el futón— desde esa época hasta estos días duermo en uno — y, poco tiempo después, descubrí la culinaria asiática (en especial, el miso y el tofu) y la cerveza Sapporo. Aunque ya de antes tenía algún conocimiento del Japón por algunas de las películas de Akira Kurosawa (1910-1998) (Siete samurais, Rashomon, Dersu Urzala, entre otras) y de ese gran actor que fue Toshiro Misfune (1920-1997), la verdad es que en ese entonces no sabía mucho sobre Japón.

De regreso en Venezuela (1986), un tiempo después que hoy no puedo precisar, en las librerías Suma y Tecniciencia descubrí las novelas de Yukio Mishima (1925-1970) (Mishima es el único escritor japonés que he leído en español). Luego, en un viaje a Nueva York en 1988, traje de regreso varios libros de Yasunari Kawabata (1899-1972) y otros de Jun’ichirō Tanizaki (1866-1965). Prontamente también se despertó en mi un interés por el budismo zen, la filosofía estética Wabi-Sabi, y, luego, por el taoísmo chino (lo cual me llevó a estudiar el arte marcial chino  Tai Ji Quan (太極拳) con Shifu Thayde Aguilera, y masaje Shiatsu con Juan Canache quien estudió en Europa con los primeros maestros japoneses de este arte que llegaron a Occidente en los años 1960).

Pero, en una era antes de internet y pre-Amazon no era fácil consultar sobre literatura japonesa al tiempo que trabajaba como geofísico en la industria petrolera nacional (Maraven) de forma que en ese entonces sabía muy poco sobre otros autores japoneses. Aunque si tuve tiempo y dinero para conocer sobre la culinaria japonesa en el restaurant Avila Tei de Caracas (en su lugar original, en la Calle Guaicaipuro, El Rosal, y probar su famoso postre: helado de té verde frito). En 1989, una visita a la Librería Ateneo de Caracas puso en mis manos el No. 90/91 de la revista española Quimera que incluía 30 páginas dedicadas a la «Literatura japonesa actual». Y así supe de autores como Natsume Soseki (1867-1916), Osamu Dazai (1909-1948), Ryu Murakami (n. 1952), Kobo Abe (1923-1993), Kenzaburo Oé (n. 1935, premio Nobel en Literatura 1994, y, me da mucha pena decirlo, pero todavía no he leído su obra) y Kazuo Ishiguro (n. 1954, y premio Nobel en Literatura, 2017). Pero en esa revista mi mayor descubrimiento fue saber sobre las escritoras japonesas: las de la antigüedad, Murasaki Shikibu (c. 973 or 978 – c. 1014 or 1031) y su Cuento de Genji (años después pude leer un ensayo que el gran físico japonés Hideki Yukawa (1907-1981) escribió en 1963 sobre esta obra y en donde afirma que si él tuviera que escojer solamente a una figura de la historia japonesa para representar el conjunto de la nación nipona, entonces él escojería a Murasaki Shikibu); Sei Shōnagon (c. 966–1017/1025) y su «Makura no shōshi» (El libro de la almohada); y las escritoras contemporáneas Fumiko Enchi (1905-1986), Kuniko Mukōda (1929-1981) y la poetisa Akiko Yosano (1848-1942) y su sensual poesía tanka — un estilo japonés de poesía en versos cortos — recogidos en Miradegami (traducida en inglés como Tangled Hair y, en español, como Cabellera enmarañada, 1901), y, mucho más tarde, supe sobre la autora Banana Yoshimoto (n. 1964) y su famosa y entretenida obra, «Kitchen».

Y así fue como, en 1991, ya apasionado por la cultura japonesa, me inscribí para estudiar japonés en Caracas. Pero mis estudios de japonés pronto se interrumpieron. En 1992, recibí el ofrecimiento de una beca para ir a China a estudiar el idioma chino mandarín y la cultura china. Entonces, me alejé del estudio de la cultura japonesa y de su idoma. Aunque en Beijing, durante casi tres años de estadía, hice muchos amigos japoneses (en especial Kiyoshi-san y Mami Yamashita) y pude acercarme más a los modos de ser de los japoneses. Y, más tarde, en 1999, durante la maestría en la University of Southern California, Los Angeles (MBA, con concentraciones en negocios Asia-Pacífico), tuve en mi clase a diez compañeros japoneses, entre ellos el inolvidable y buen amigo Hiro (Hiroyuki Ishizaki) y Peter (Yohtaro Izumi). Con Peter, Phoenix (Hyeoung-Tai Park) y Daniel Killpack, viajamos a Tokio en el año 2000 para hacer el trabajo de campo de nuestro proyecto de grado. Fue mi primera vez en tierra nipona (aunque antes, en 1995, en una parada de escala, había pisado el aeropuerto de Tokio) y, a pesar de toda la literatura leída, estar en Tokio fue una gran sorpresa: ver a Japón en acción en las calles y sus empresas.

El autor en Tokio (2000).

Con Peter (Yohtaro Izumi).

Con los otros compañeros en Tokio de “shopping” (desde la izquierda, Kaori Murakami, el autor, Daniel Killpack, Peter, Andru Subowo, Marc Rogivue, Sabena Kamula, y Craig Ninomiya).

Un hecho curioso me ocurrió en 1998. Me había ido de cortas vacaciones a un apacible lugar llamado Hacienda Posada El Tao, en La Azulita, estado Mérida, cuando de pronto, caminando por un tranquilo sendero dislumbré en el horizonte algo insólito, que mis ojos no podían creer, eran dos “chicas asiáticas” que al acercarse más resultaron ser dos turistas japonesas en Venezuela: Junko Takao y Kimiko Watanabe, quienes después de pasar un día más en La Azulita, viajaron a Canaima para luego de una corta estadía en ese lugar ir a visitar Los Roques. Trascurrido varios días, ya de regreso en Caracas, el día anterior de su partida para Japón, ellas se hospedaron por un día en mi casa. Luego, en el año 2000, durante en mi visita a Tokio, pude verlas de nuevo.

Actualmente, en la Universidad Central de Venezuela, en la Facultad de Ciencias, cada otro semestre dicto una materia que se llama «Tópicos en historia cultural de la ciencia». Para el año 2018, en ánimo celebratorio por el octogésimo aniversario del establecimiento de relaciones bilaterales entre Japón y Venezuela, he escogido como tópico: «Japón: Naturaleza, sociedad, ciencia y tecnología». En donde pienso explorar junto con los estudiantes el concepto japonés de naturaleza, el pensamiento científico japonés, el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Japón, cómo se apropió el Japón de la ciencia y tecnología desarrollada en el Occidente y cuáles pudieran ser las lecciones para Venezuela. Como bien lo ha dicho José Luis Cordeiro, Japón y Venezuela son dos economías complementarias. Y, por supuesto, incluir una clase para estudiar los aportes de los científicos japoneses en Venezuela y de los venezolanos en el Japón.

Con el diseño del programa para este curso y la nueva línea de investigación del Proyecto VES, NIHON VES, estoy muy entusiasmado por haber retomado mi interés en Asia y, en particular, en temas japoneses.

Finalizo esta breve narrativa personal con un sensual tanka de Akiko Yosano:

乳ぶさおさへ神秘のとばりそとけりぬここなる花の紅ぞ濃き

Chibusa osae,
shinpi no tobari wo
soto kerinu.
Koko naru hana no
kurenai zo, koki.

Sujetándome el pecho
de una patada he abierto
las cortinas del misterio:
¡Qué profunfo carmesí
el de las flores que aquí brotan!

Y, ahora, de vuelta a los antecedentes de nuestro jardín de las flores de cerezo y orquídeas.

Coloritmo

Los primeros antecedentes

La inmigración de científicos japoneses a Venezuela tuvo lugar a principios de los años sesenta del siglo XX. Sin embargo, como lo veremos pronto, las relaciones entre venezolanos y japoneses son más antiguas. Pero cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Quién habrá sido el primer venezolano en tener contacto con un japonés y quién habrá sido el primero en entrar en contacto con la órbita nipona? La respuesta a la primera pregunta puede ser un poco difícil de precisar, aunque, quizás, la repuesta a la segunda pregunta contenga a la primera.

En realidad pudo haber sido cualquier viajero venezolano – en especial aquellos con sensibilidad artística – en Europa o en los Estados Unidos a mediados o fines del siglo XIX. Ocurre que en Europa, en especial en Francia, durante el último tercio el siglo XIX, había para la época mucho interés por las cosas japonesas. En particular, había una corriente artística llamada el “japonismo” que había invadido a toda la sociedad ilustrada europea (en particular a la parisina) y tuvo una gran influencia en el Impresionismo y el Posimpresionismo.

Portada de la revista Paris Illustre, Le Japon, vol 4, mayo 1886.

En 1872, el crítico de arte Philippe Burty fue la primera persona en describir y categorizar lo que en francés se llamó Japonisme. Pintores como Édouard Manet, Claude Monet, Vincent van Gogh, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir y Paul Gauguin, entre otros, fueron influenciados por el Japonisme.

Retrato del Padre Tanguy por Vincent van Gogh (1887).

Por ejemplo, desde 1860, la técnica japonesa Ukiyo-e (浮世絵), palabra nipona que traduce “pinturas del mundo flotante” (una clase de grabados en madera que reproducían a veces imágenes paisajísticas, o de la belleza femenina, o escenas o actores del teatro kabuki, o flora y fauna u otras veces erótica), había capturado la imaginación de muchos artistas e intelectuales europeos.

La gran ola de Kanagawa (神奈川沖浪裏 Kanagawa oki nami ura, (literalmente «Bajo una ola en altamar en Kanagawa»), también conocida como La gran ola, es una famosa impresión xilográfica del pintor japonés especialista en ukiyo-e, Katsushika Hokusai (1760-1849), publicada entre 1830 y 1833 como parte de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji.

‘Dos bellezas con bambú’ del gran maestro del ukiyo-e, Kitagawa Utamaro (ca.1753 – 31 de octubre de 1806).

Así que me permito aventurar aquí la hipótesis de que esos primeros venezolanos en tener contacto con japoneses pudieron haber sido los hermanos Gaspar y Vicente Marcano Echenique, dos intelectuales venezolanos de gran sensibilidad artística, quienes residian en París desde 1864.

Los hermanos Marcano Echenique. Vicente, a la izquierda y el hermano menor, Gaspar, a la derecha.

En 1862, Japón envió su primera embajada a Europa (del 21 de enero 1862 al 30 de enero de 1863) con cuarenta personas. Al llegar a Inglaterra, se encontraron con la extraña sorpresa de que en la Feria Mundial de Londres (1862) había un pabellón representando extraoficialmente al Japón (la exposición de cosas japonesas había sido creada principalmente por Sir Rutherford Alcock (1809-1897) ávido coleccionista de arte y artefactos japoneses y quien para la época se desempeñaba como cónsul general de Inglaterra en Japón) .

Algunos miembros de la misión japonesa enviada a Europa por el shogunato Tokugawa a su paso por Utrecht, Holanda (1862). La segunda persona a la izq. es Fukuzawa Yukichi quien actuó como uno de los dos traductores. La misión estuvo liderada por Shibata Takenaka. Foto Wikipedia.

Este hecho, que no fue del agrado de los japoneses ya que se sintieron inapropiadamente representados, debió haberlos impulsado a desear tener su propio pabellón en las futuras Exposiciones Universales de París de 1867, 1878 y 1889. Y así fue.

Ahora, con toda seguridad los hermanos venezolanos Marcano Echenique visitaron estas tres exposiciones. En 1867, Gaspar Marcano (Caracas, 1850–París, Francia, 1910) era un estudiante de medicina en París (y para 1878 sería el primer extranjero en ocupar un puesto oficial en la Faculté de Medecine de París; por concurso de oposición llegó a ser Externo e Interno de los hospitales y conquistó el honor de ser Jefe de Clínica en el hospital Hôtel-Dieu de París). Su hermano mayor Vicente Marcano (Caracas, 1848–Valencia, estado Carabobo, 1891) era un estudiante de química y ciencias industriales en la École Centrale de París. Y quizás, allí, durante esa exposición universal parisina pudo haber ocurrido un primer encuentro entre un venezolano y un japonés.

Pero existen otras posibilidades. Para absorber la cultura europea y estadounidense y comprender la ciencia y las tecnologías desarrolladas en esas sociedades, el gobierno japonés que resultó de la Restauración Meiji
(9 de noviembre de 1867 – 3 de enero de 1868; un movimiento político que le devolvió al emperador sus poderes) comenzó a traer expertos extranjeros al Japón, inició la traducción de textos occidentales, envió en giras por Europa y los Estados Unidos a muchos de sus líderes y también a estudiantes para que se entrenaran en leyes, economía, ciencia, medicina e ingeniería (para detalles de las cantidades de estudiantes enviados por Japón al mundo ver en el Capítulo 8 – The Administration of Scientific and Cultural Affairs – , Numeral 4: International Exchange in the Fields of Science and Culture, en Japan’s Modern Educational System: A History of the First Hundred Years, 1980).

Por tanto, otra posibilidad de encuentro entre un venezolano y un japonés pudo haber ocurrido con alguno de esos líderes o estudiantes en el extranjero. Por ejemplo, quizás Gaspar Marcano haya conocido a Ryoun Takamatsu (1837-1916), el primer médico japonés en estudiar medicina en Francia entre 1867 y 1868. Takamatsu fue uno de los miembros de la delegación japonesa en la Exposición Universal de 1867 y, luego, se quedó para entrenarse en el hospital Hôtel-Dieu de París. Algún encuentro también pudo haber ocurrido cuando una importante delegación japonesa llegó a París en 1872. Me refiero a la llamada Misión Iwakura liderada por el estadista japonés Iwakura Tomomi (1825-1883) que salió de Japón en el mes de diciembre de 1871 de gira por los Estados Unidos y varios países europeos (la misión estaba compuesta por 50 oficiales y 59 estudiantes) y regresó al Japón en 1873. Esta delegación nipona estuvo en Francia desde el 16 de diciembre de 1872 hasta el 17 de febrero de 1873 y produjo un voluminoso reporte de sus actividades¹.

Ahora, si no fue en esa oportunidad, entonces algún encuentro pudo haber ocurrido en 1878 o 1889 durante la Exposición Universal de París de esos años, ya que ambas naciones, Venezuela y Japón, asistieron a estos eventos y ambos países tuvieron su propio pabellón en la exposición de 1889. Es más, en la Exposición Universal de 1878, Vicente Marcano fue el comisario de la delegación venezolana.

Catálogos de Venezuela y Japón en la Exposición Universal de 1878.

Para la exposición de 1889 tanto Venezuela como Japón tuvieron su propio pabellón. En esta oportunidad, debido a desaveniencias con el gobierno venezolano, Vicente Marcano renunció a su cargo directivo en delegación y asistió como un simple expositor de la delegación venezolana y Gaspar Marcano presentó la colección antropológica precolombina que meses antes había sido recolectada en Venezuela por las expediciones realizadas por su hermano Vicente Marcano.

Pabellones de Japón y Venezuela en la Exposición Universal de París de 1889. Notar, en el plano de abajo, la central y preponderante ubicación del pabellón venezolano en los laterales de la Torre Eiffel.

 

Vista de la Exposición Universal, París, Francia, 1889. View of Exposition Universelle (Universal Exhibition), Paris, France, 1889. Crédito: The Art Archive / Musée Carnavalet Paris / Dagli Orti.

Plano de la Exposición Universal de 1889. El pabellón de Venezuela está señalado en la esquina superior derecha, a los lados de la Torre Eiffel. El pabellón de Japón se encuentra hacia la izquierda y hacia arriba (donde dice “Groupes Divers”).

Otra posibilidad de encuentros entre un japonés y un venezolano pudo ocurrir en el mundo médico francés ya que muchos otros japoneses estudiaron medicina en Europa, y para 1878 Gaspar Marcano estaba afiliado con el Hôtel-Dieu de París. Por lo pronto no tengo detalles de los japoneses que estudiaron medicina en París (si hay detalles de los 48 japoneses que estudiaron medicina en Estrasburgo, Alsacia). También debemos recordar que Vicente Marcano fue discípulo del gran químico alsaciano Adolphe Wurzt (1817-1884), nacido en Estrasburgo, quien por entonces era decano de la Facultad de Medicina de París (1866-1875).

Las conjeturas anteriores son un tema para futuras investigaciones. Ahora, lo que hoy en día se sabe con certeza es que el primer venezolano en estar en la órbita nipona fue el general tachirense, con genealogía vasca, Rafael de Nogales Méndez (nacido en San Cristóbal, Estado Táchira, el 14 de octubre de 1879 y fallecido en Ciudad de Panamá, el 10 de julio de 1936; su nombre de nacimiento era Rafael Ramón Intxauspe Méndez pero tradujo al castellano su apellido vasco), quien quizás sea el venezolano más universal después de Francisco de Miranda (1750-1816). Nogales fue educado en Bélgica, Alemania y España, frecuentó a la nobleza europea, y durante la Guerra ruso-japonesa(1904-1905) actuó como espía para el Japón.

El general Nogales Méndez portando su uniforme del ejército turco-otomano durante la Primera Guerra Mundial.

Nogales Méndez fue un políglota de muchas lenguas y guerras. Durante la Primera Guerra Mundial fue miembro del Estado Mayor Otomano (aprendió turco para conducir a las tropas en su idioma) y gobernador militar del Sinaí, y también fue condecorado con la Cruz de Hierro en Primera Clase por el Káiser alemán Guillermo II. El general Nogales fue un militar, aventurero y autor de varios libros, a quien el periódico neoyorkino, The New York Herald Tribune (1924-1966), lo llamó «Don Quijote militar»².

«Para la historiadora japonesa Tomoko Asomura, este episodio debiera considerarse como el primer contacto que tuvo un venezolano con Japón; también advierte que, según lo investigado se trató de una decisión propia del general tachirense, que lo “llevó a apoyar la parte japonesa tomando en consideración la geopolítica del Lejano Oriente”. Nogales Méndez había disertado sobre la constitución de una alianza entre América Latina y el Japón con el objeto de neutralizar la intervención norteamericana e iniciar el necesario proceso de industrialización e intercambio tecnológico y político a través del Pacífico» (Molina Medina, 2012, p. 44, ver nota 3).

Por otra parte, el primer inmigrante japonés que llegó a Venezuela fue el Sr. Seijiro Yazawa Iwai (nació el 26 de octubre de 1901 y falleció el 2 de abril de 1988) quien, buscando obtener concesiones petroleras, llegó al país en 1928. Luego, de varias visicitudes y mucho trajín (hechos contados en Molina Medina, 2012, p. 46-49 y 254-259; Noguchi, 2008; y Delgado González, 2016; ver nota 3), en 1970, funda la empresa Seijiro Yazawa Iwai C.A. (distribuidores, entre otros, de productos médicos Toshiba), empresa que, hoy en día, tiene sucursales en Centroamérica y Estados Unidos.

Sr. Seijiro Yazawa Iwai (1901-1988)

En 1976, el Sr. Seijiro Yazawa Iwai recibió la condecoración del Emperador Hirohito, Orden al Mérito del Sol Naciente, y, en 1981, del gobierno venezolano, recibió la Orden Francisco de Miranda en su tercera clase. El Sr. Seijiro Yazawa también tiene el honor de ser el primer judoka en tierra venezolana (en 1928, era segundo dan).

En las primeras décadas del siglo XX, varios países latinoamericanos como Brasil y Perú recibieron una altísima inmigración japonesa, sin embargo, Venezuela recibió muy poca inmigración japonesa porque bajo la influencia del positivismo latinoamericano había en las élites nacionales un deseo de « blanquear» a la población mediante la inmigración europea y la ley de inmigración venezolana no aceptaba a «los individuos que no sean de raza europea». Pero, a pesar de las restricciones, los inmigrantes japoneses llegaron a Venezuela. La «característica y diferencia con otras experiencias migratorias japonesas realizadas a otros países de la región, es que [la que ocurrió en Venezuela] fue organizada principalmente por particulares y no a través de tratados y políticas migratorias planificadas como las realizadas hacia Brasil» (Delgado González, 2016; ver nota 3). Por otra parte, «[s]egún Guillermo Quintero, para 1941 existían en Venezuela 52 japoneses; 30 hombres y 22 entre mujeres y niños» (Molina Medina, 2012, p. 72, ver nota 3).

Los primeros inmigrantes japoneses en Venezuela eran pescadores quienes al fracasar en la pesca se convirtieron en campesinos cultivadores de tierras y, posteriormente, dejaron las actividades agrícolas para montar bodegas y tiendas en Caracas y otras ciudades del país. La foto de la izquierda es de 1931 muestra a Fukutaro Serizawa, Tatsuzo Sakakibara, Matsuo Horie y Sakae Watai recién llegados Venezuela. Fotos tomadas de libro «La inmigración japonesa en Venezuela (1928-2008)» (ver nota 3).

Aunque sin duda quedan aún muchos aspectos por estudiar sobre la inmigración japonesa en Venezuela y sobre los detalles de las relaciones bilaterales entre Japón y Venezuela a lo largo de casi ochenta años, en forma general estos dos temas ya han sido abordados por otros autores y nuestra indagatoria sobre los científicos japoneses en Venezuela en parte se beneficia de la existencia de estos trabajos (para una lista de los artículos publicados ver nota 3). Esta prohibición de inmigración y la ausencia de derechos para individuos de origen asiático en Venezuela fue la causa de los muchos retrasos para el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Japón.

A partir del año 1910, desde la legación venezolana en Berlín, el médico y, para ese entonces, embajador venezolano Dr. Santos Aníbal Domínici Otero (Carúpano, estado Sucre, Venezuela, 19 de junio de 1869 – Caracas, septiembre de 1954; Domínici es otro de los venezolanos que estudió medicina en París en la Universidad de la Sorbona desde 1890 hasta 1894) inició negociaciones con Japón para celebrar un «Tratado de Comercio y Navegación», negociaciones que posteriormente fueron continuadas en Washington. Pero, por la razón antes expresada, no se pudo lograr un acuerdo diplomático hasta 1938. Lo cual, sin embargo, no fue óbice para que en 1912 Venezuela estableciera un consulado en la ciudad de Yokohama, Japón.

El primer cónsul de Venezuela en Japón fue un ¿estadounidense? de nombre Isidoro Bickart quien «tenía ya dos décadas en Japón como comerciante en esa ciudad [Yokohama] y Kobe, quien incluso había exportado al Japón algunas pequeñas cantidades de café y cacao [venezolano]». El gran terremoto de septiembre de 1923, llamado «Gran terremoto Kantō», destruyó los archivos del consulado venezolano en Yokohama y el cónsul honorario Bickart se mudó a Kobe desde donde el consulado operó de forma ocasional o infrecuente. Luego, y a pesar de que no todavía no existían relaciones diplomáticas formales entre ambas naciones, el 18 de abril de 1928, se creó el Consulado ad honorem de los Estados Unidos de Venezuela en Tokio (nombrándose cónsul al ciudadano japonés Takemaro Kobayashi).

Seguidamente, el 2 de julio de 1930, el gobierno venezolano nombra como su primer cónsul general de Venezuela en Tokio, a Francisco Fraino Mirabal, quien llegó a Japón en noviembre de 1930, lamentablemente, en enero de 1931, falleció de una apendicitis en el Hospital de San Lucas, Tokio.

Embajador Carlos Rodríguez Jiménez (1899-1995)

Su sustituto, Carlos Rodríguez Jiménez(1899-1995), nacido en Upata, estado Bolívar, graduado en Farmacia, Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela, fue por muchos años el representante diplomático de Venezuela en Japón. Como dato curioso tenemos que el embajador Rodríguez Jiménez, quien era fracmasón, fue la persona que se encargó de hacer que los ciudadanos japoneses pudiesen entrar en la cofradía masónica (la fracmasonería llegó al Japón con el comodoro y masón estadounidense Matthew Calbraith Perry(1794 – 1858) pero solo los extranjeros en suelo japonés podían ser miembros, fue un venezolano quien logró que se admitiera a los japoneses en su propia logia masónica y, por ello, fue nombrado G.M. (Grand Master) de la Grand Lodge of Japan, la primera logia masónica japonesa).

En cuanto al establecimiento de la primera representación diplomática de Japón en Venezuela, el 1 de junio de 1938, el diplomático japonés Yosoe Ohgimi envió una misiva al Ministerio de Relaciones de Exteriores de Venezuela anunciando su llegada al país:

Señor Ministro: Tengo la honra de referirme a la Nota de la Legación del Japón en Colombia de fecha 28 del último mes de Mayo, por la cual el Señor Fujio Minoda, Encargado de Negocios del Japón ha comunicado, por orden del Señor Ministro de Negocios Extranjeros en Tokio, al Excmo. Sr. Dr. Alberto Zérega Fombona, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en dicha República, que el que suscribe ha sido trasladado a Caracas para establecer en la misma capital la Legación del Japón, y que hasta la llegada del Excmo. Sr. Kiyoshi Yamagata, nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Japón, quedará al frente de dicha Misión Diplomática en calidad de Encargado de Negocios ad-interim, y de poner en conocimiento de Vuestra Excelencia que he llegado hoy a esta capital y he establecido temporalmente la Legación del Japón en el Hotel Majestic.

Hotel Majestic (1930-1949), de estilo europeo, fue un oasis para la alta sociedad caraqueña de la época. Foto tomada del blog El Hotel Majestic: oasis de la Caracas de los 30′.

De manera que la primera oficina diplómatica de Japón en Venezuela abrió sus puertas en el Hotel Majestic de la ciudad de Caracas, el 1 de junio de 1938. Procedente de Bogotá, ya que concurrente con su cargo en Venezuela también había sido nombrado embajador en la República de Colombia, el embajador Sr. Kiyoshi Yamagata llegó a Venezuela, el 19 de agosto de 1938 y, el 11 de octubre de ese mismo año, el primer embajador japonés le presentó sus credenciales al presidente Eleazar López Contreras.

Finalmente, al iniciarnos en esta emotiva e interesante  investigación, lamentamos no poder consultar a uno de los muy pocos japonistas profesionales venezolanos, una persona a quien no tuvimos la oportunidad de conocer, el Profesor fundador de la cátedra de Historia de Asia en la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, Eduardo Camps Vega (f. 2013), especializado en Estudios Orientales en El Colegio de México y doctorado en Historia del Japón por la University of London.

Coloritmo

 

Temas a investigar en NIHON VES. Resultados de una investigación preliminar

Hasta ahora hemos identificado a quince científicos y tecnólogos japoneses en Venezuela. Pero, si tomamos en cuenta a los ingenieros que han trabajado en Venezuela en las industrias (acero, aluminio, automotriz, petróleo y gas, generación de energía eléctrica y, quizás, en algún aspecto de la comercialización de equipos médicos), una tema que aún no se ha estudiado, los científicos y tecnólogos japoneses que han vivido en Venezuela deberían sumar varias docenas. La línea de investigación NIHON VES intentará estudiar los perfiles de vida de cinco de estos quince profesionales japoneses identificados.

Aunque no se dispone todavía de la cronología completa de la llegada de los científicos japoneses a Venezuela, todo parece indicar que el primero en llegar al país, el 15 de septiembre de 1960, fue el biofísico y fisiólogo Dr. Mitsuo Ogura (1928-2000), quien a la postre tuvo una gran influencia en la institucionalización y desarrollo de la microscopía electrónica en Venezuela (el 6 de junio del 2003, el Centro de Microscopía Electrónica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela recibió el nombre de Mitsuo Ogura).

(I) Científicos e ingenieros viviendo en Venezuela

Profesores japoneses en la Universidad Central de Venezuela (UCV)

En la UCV hemos identificado hasta ahora a seis científicos japoneses: en la Facultad de Ciencias, Mitsuo Ogura (1928-2000), Yoshikatsu Yoshida, Masahisa Hasegawa (1938-2012) y Makie Kodaira Sugawara (n. 1947); en la Facultad de Farmacia, Tatsuhiko Nakano (1925-2004); y en la Facultad de Ingeniería, Kozo Ishizaki (n. 1946). Aunque en realidad solo debemos contar en la UCV a cinco científicos ya que el químico de productos naturales, Tatsuhiko Nakano estaba principalmente asociado con el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y solo dictaba algunas materias en la Facultad de Farmacia. En NIHON VES se estudiarán las vidas de Mitsuo Ogura, Yoshikatsu Yoshida y Kozo Ishizaki.

La Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV) fue creada apenas en 1958. En los años sesenta era como una pequeña sesión de Naciones Unidas. Junto con un puñado de científicos venezolanos, había profesores de muchas nacionalidades: argentina representada en las personas de los físicos Manuel Luis Carlos Bemporad Pradellia (1923-2007) (primer director de la Escuela de Física y Matemáticas de la Facultad de Ciencias) y Fidel Alsina Fuertes (1912-1991); austríaca como el ecólogo de plantas y experto en líquenes y helechos venezolanos, Volkmar Vareschi (1906-1991) y el físico Johannes Gschwendtner (1916 – 1996) quien fundó los estudios de hidrometeorología de la UCV y fue la primera persona que se estudió en el Proyecto VES; española como los matemáticos Ángel Palacio Gross (1913-antes de julio de 1992), Juan Lorenzo Bravo (¿1923-2012?) y José Gallego-Díaz (1913-1965); alemana representada por el químico Heinrich Noller, el bioquímico Werner Jaffe (1914-2009)  y el  físico Manfred Hunger (1931-2003); italiana como el químico y agrónomo Augusto Bonazzi (1890-1974); letona como el entomólogo Janis Rácenis (1915-1980); polaca como el físico Jerzy Gintel (1920-2010); puertoriqueña en el ejemplo del primer Decano de la Facultad de Ciencias, el agrónomo y microbiólogo Diego Texera (1910-1983); y científicos de muchas otras nacionalidades incluyendo a tres de nacionalidad japonesa: Mitsuo Ogura, Yoshikatsu Yoshida y Masahisa Hasegawa (quién ingresó en la Escuela de Química, Facultad de Ciencias en 1968).

El caso del químico de productos naturales, Masahisa Hasegawa no será estudiado por la línea de investigación NIHON VES. Sin embargo, cuando repasemos los casos de colaboración entre laboratorios japoneses y venezolanos reseñaremos brevemente su trayectoria profesional.

En relación con la científica de los alimentos Makie Kodaira Sugawara, su caso es diferente. En primer lugar, porque ella es la única mujer en el grupo de científicos japoneses en Venezuela que se ha logrado identificar y, en segundo lugar, porque ella recibió parte de su educación en Venezuela y parte en Japón. Y, aunque en la línea de investigación NIHON VES no estudiará su perfil de vida, vale bien la pena reseñar su trayectoria universitaria.

La japonesa-venezolana Makie Kodaira nació, en 1947, en Nagano (長野市) la ciudad capital de la Prefectura de Nagano en la región de Chūbu (la región central de la isla de Honshu), vino a Venezuela siendo muy joven, y realizó el bachillerato en el Liceo “José Antonio Paéz” (graduándose de Bachiller en Ciencias en 1969), posteriormente, ingresó a la Universidad Católica Andrés Bello de donde egresó, en 1973, con el título de Licenciada en Educación, Mención Ciencias Biológicas y, a continuación, viajó a Japón para hacer una Maestría en Agricultura en la Universidad de Hiroshima (1977). A su regreso de Japón, Makie Kodaira ingresó como Instructora en el plantel profesoral de la Facultad de Ciencias adscrita al Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos en donde por doce años ejerció como Jefe de la Sección de Productos Pesqueros. En su carerra profesional la Profesora alcanzó el título de Profesor Titular (2001) y, en el año 2002, se acogió a la jubilación. La Profesora Kodaira está considerada como una experta en Tecnología de Productos Pesqueros.

El biofísico OGURA, Mitsuo (1928-2000) (nombre en japonés, 小倉, 光夫)

El Prof. Mitsuo Ogura, doctor en Medicina por la Universidad de Kioto («Su tesis doctoral la realizó sobre la aplicación de la microscopía electrónica en el área biológica, en el Departamento de Bioelectrónica de la Universidad de Kioto» (Finol, 2010, p.55), llegó a Venezuela en 1960. No sabemos todavía la fecha exacta de su arribo, pero para el 15 de septiembre de 1960 ya estaba contratado por el departamento de Bioquímica y Biofísica de la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias para iniciar los estudios de fisiología animal. Nació en 1928, no hemos podido averiguar la fecha exacta y en donde, pero suponemos que fue en la región de Kansai en las cercanías de la Prefectura de Kioto o en la misma ciudad de Kioto. En Japón, el Dr. Ogura trabajó para las universidades de Kioto (Escuela de Fisiología de la Facultad de Medicina 京都大学医学部生理学教室) y como Profesor Asistente en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Mie ( 三重大学). Sabemos muy poco sobre su proceso formativo en Japón y sus datos familiares.

El Prof. Mitsuo Ogura en su laboratorio de microscopía electrónica

En 1963, en las instalaciones de la Escuela de Biología ubicadas en la urbanización Bello Monte de la ciudad de Caracas, el Prof. Ogura creó el Laboratorio de Microscopía Electrónica. Varios años después, en 1974, la Facultad de Ciencias adquirió su sede actual en Los Chaguaramos, en los terrenos de la antigua Escuela Técnica Industrial, y, entonces, en 1977, con la Facultad de Ciencias en su nueva sede, el laboratorio creado por Ogura en las colinas de Bello Monte, bajó a la ciudad universitaria, y se transformó en el Centro de Microscopía Electrónica el cual es una institución multidisciplinaria en donde trabajan biólogos, físicos y profesionales de otras disciplinas prestando servicios no solo en biomedicina sino también en física aplicada, ciencias de los materiales, polímeros y catálisis. «El Dr. Ogura estuvo al frente del Centro de Microscopía Electrónica hasta 1992, año cuando fue reemplazado por el [físico experimental] Prof. Carlos Rojas» (ver nota 4). El Dr. Ogura también creó el Grupo de Biofísica en el Instituto de Biología Experimental (IBE) de la Facultad de Ciencias el cual evolucionó hacia el hoy llamado, Laboratorio de Biofísica del Centro de Biología Celular del IBE.

Primer trabajo de Mitsuo Ogura en Acta Científica (1963).

Mitsuo Ogura también tuvo una participación activa en las actividades de la comunidad japonesa en Venezuela fue el tercer presidente (1979-1980) de la Asociación Japonesa de Caracas (Primer período) y el quinto presidente (1984-1984) de la Federación Nikkei de Venezuela (antes Asociación Japonesa de Venezuela). Queda mucho por investigar sobre la vida del profesor Ogura en el Japón y en Venezuela. No conocemos la fecha exacta de su fallecimiento solo sabemos que ocurrió en el año 2000.

El profesor de Matemáticas YOSHIDA, Yoshikatsu

Las indagaciones preliminares han desenterrado de internet pocas noticias sobre Yoshikatsu Yoshida. Hasta este momento, con los datos recabado, se puede contar la siguiente historia:

Sabemos con certeza que, en 1963, Yoshikatsu Yoshida era un profesor de matemáticas contratado en la Escuela de Física y Matemáticas de la UCV (los datos duros que se tienen es un pensum de la Licenciatura de Matemáticas, UCV de 1963 en donde Yoshida aparece dictando las materias Análisis IV (4to semestre) y Análisis Funcional (8vo semestre) y, por otra parte, en libro de Helga Lindorf — Primeros Tiempos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias, 2008 — se señala que Yoshida era un profesor contratado). Pero, aparentemente, su formación no fue en matemáticas sino en física teórica, posiblemente, en la Universidad de Tokio. Esto último se infiere por un relato que viene desde Colombia.

Ocurre que el entonces rector de la Universidad Nacional (UNAL) de Colombia, Mario Laserna (1948-2013) promovió un intercambio cultural con Japón. Producto de los acuerdos culturales binacionales viajaron a Colombia cuatro japoneses en una misión oficial de dos años para enseñar matemáticas y al terminar la misión se regresarían al Japón. Estos profesores eran: Yu Takeuchi (1927-2014), Yosikazu Eda, Soichi Hosoi y Yoshikatsu Yoshida. Esta información es referida por Yu Takeuchi en una entrevista con Clara Helena Sánchez (Sánchez, 2009; ver Nota 5). La misión oficial llegó a Colombia, el 15 de diciembre de 1959.

Carnet como profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (1959). Crédito: Fondo Yu Takeuchi, Archivo histórico y central de la Universidad Nacional, Sede Bogotá.

De estos cuatro profesores dos no se regresaron al Japón. Yu Takeuchi, al final de la comisión, la extendió por un año más, y, finalmente, después de su tercer año, decidió quedarse en Bogotá enseñando matemáticas en la UNAL llegando a tener una gran influencia en la institucionalización de las matemáticas en Colombia (hoy en día, el edificio del Departamento de Matemáticas, Física y Estadística de la UNAL lleva el nombre de Yu Takeuchi) y el otro japonés, Yoshikatsu Yoshida, se vino a Venezuela. En Colombia, Yoshikatsu Yoshida dictaba clases de Topología; de la entrevista se infiere que Yoshida es también físico.

La entrevistadora, Clara Helena Sánchez, presenta a Takeuchi diciendo: «Takeuchi nació el 16 de marzo de 1927 en Tokio, se graduó como Científico con especialidad en física teórica en 1948 en la Universidad de Tokio. Había estudiado física por presión de su padre, quien era físico» (ver nota 5).

Y Takeuchi refiere: «{Me dediqué a las matemáticas, p}orque me gustó. Desde que era un niño me gustaban y [aún] me gustan. Asuntos sociales, me hicieron estudiar física, porque en mi familia me decían que los matemáticos se morían de hambre, y además mi papá fue físico y casi me obligó a estudiarla; pero a mí no me gustaba la física, en realidad desde la primaria me gustaron las matemáticas; estudié matemáticas por gusto no más…estaba trabajando en física en la Universidad de Ibaraki, más o menos a 100 Km. al norte de Tokio;…Bueno vine en comisión oficial del gobierno japonés por dos años;… Como la universidad en donde yo trabajaba era estatal, entonces me dieron comisión oficial».

«{Al llegar a Colombia, Takeuchi no hablaba español}.. una de las condiciones que me gustó [de la convocatoria] era que no era necesario saber ningún tipo de idioma extranjero, porque la Universidad Nacional de Colombia ofrecía un curso de español durante seis meses, algo así. {Pregunta la entrevistadora: ¿Usted llegó e hizo un curso intensivo de español durante seis meses, como le habían prometido?} No. Solo un mes. {¿Y al mes estaba dictando clases?} La carrera de matemáticas como una nueva carrera profesional necesitaba profesores y tuve que ponerme a dictar cursos de matemáticas. Yo escogí cursos que no necesitaran español, o sea cursos que pudiera enseñar por señas, o simplemente escribiendo fórmulas: ecuaciones diferenciales y análisis vectorial. Los primeros dos años dicté solo cursos que podía dictar con señas, o escribiendo. Vino conmigo un compañero, Yoshikatsu Yoshida, profesor de física, padre de Mari Yoshida {quien estudió física en la UNAL y, luego, ingresó como profesora de su Departamento de Física. Actualmente está jubilada}, que quería dictar topología. La dictó sin saber español y fue muy difícil».

De esta entrevista se infiere que Yoshida es físico y que probablemente es también egresado de la Universidad de Tokio (quizás de la misma cohorte que Takeuchi). Aunque, cuando Takeuchi se refiere a Yoshida como «compañero», puede ser no porque fuese su compañero de estudios en la Universidad de Tokio sino su compañero de trabajo en la Universidad de Ibaraki.

Cuando terminó el contrato con el gobierno japonés, el Prof. Yoshida se vino a Venezuela. No sabemos si él también extendió su contrato por un año más o si al final de los dos años se vino a Venezuela. Pudo haber llegado al país en 1961-1962, pero, de momento, solo tenemos constancia de su presencia en Venezuela en 1963. Eso es todo. No se tiene más información sobre el Prof. Yoshida.

El científico de materiales ISHIZAKI, Kozo (nombre en japonés, 石崎, 幸三)

La siguiente persona a estudiar es el del científico japonés Prof. Kozo Ishizaki, ingeniero metalurgico y profesor de ciencias de los materiales, primero en la UCV (Profesor Asistente,1974-1976), por breve tiempo (1980-1981), Jefe de Materiales en el Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo (Intevep), y la mayor parte de su carrera en Venezuela la realizó en la Universidad Simón Bolívar (USB) (en donde transitó por los escalafones universitarios de Profesor Asociado,1976-1984; jefe del Laboratorio E (1983-1985); Profesor Titular,1984-1985; y Profesor Honorario, 1994). El impacto del Profesor Ishizaki en la USB fue grande lo que se refleja en el hecho que recibió el nombramiento de Profesor Honorario. En 1985, el Prof. Ishizaki se regresó a Japón y pasó a ser parte de Nagaoka University of Technology en donde llegó a ser vicepresidente de la universidad (2003-2007).

Prof. Kozo Ishizaki. Foto crédito: Centro de Documentación y Archivo, USB.

Kozo Ishizaki nació, el 26 de septiembre de 1946, en Takamatsu, Kagawa. Sus padres fueron Takeo y Ai (Kubo) Ishizaki. Estudio ingeniería en el Tokyo Institute of Technology (Bachelor in Engineering, 1969) y luego realizó el doctorado en la Universidad de Maryland, EE. UU. (Ph. D., 1974) y al terminar su doctorado vino a Venezuela para trabajar en la Escuela de Ingeniería Metalurgica y Ciencia de los Materiales de la Facultad de Ingeniería de la UCV. Recordemos aquí que los estudios en metalurgia en la UCV los inició el químico canario Prof. Gonzalo Castro Fariña (1928-2011) quién fundó el Departamento de Ingeniería Metalúrgica entidad que, posteriormente (en 1972), fue elevada al rango de escuela con el nombre actual de Escuela de Ingeniería Metalúrgica y Ciencia de los Materiales.

Los japoneses en el Oriente venezolano

Un grupo de cinco científicos japoneses trabajaron en el Oriente venezolano asociados a la ciencias del mar (oceanografía, química marina) y pesquería. Estuvieron afiliados con varias instituciones científicas públicas y privadas: Estación de Investigaciones Marinas de Margarita — Edimar — de la Fundación La Salle (Jiro Fukuoka); Centro de Investigaciones Pesqueras en Cumaná (Takeshi Nemoto), una entidad perteneciente al entonces Ministerio de Agricultura y Cría de Venezuela; y el Instituto Oceanográfico de Venezuela (IOV) de la Universidad de Oriente (Jiro Fukuoka, Kenji Kato, Taizo Okuda, y K. Nagata).

Recordemos aquí que el IOV fue una idea originalmente propuesta por el profesor Alonso Gamero (1923-1980), e impulsada desde Caracas por la Asociación para el Avance de la Ciencia (ASOVAC) y su brazo financiero FUNDAVAC, para realizar investigación científica en las áreas de Oceanografía Física, Biológica y Aplicada. Este instituto fue utilizado como base para crear el núcleo inicial de la Universidad de Oriente (UDO). El IOV fue creado mediante el Decreto Oficial No. 459 del 21 de Noviembre de 1958, en el mismo decreto que también creó a la UDO. Sin embargo, es solo a partir del 12 de Octubre de 1959, cuando bajo los auspicios de FUNDAVAC (Fundación Venezolana de Ciencias) y la dirección del Dr. Pedro Roa Morales que el IOV inicia sus actividades.

El oceanógrafo OKUDA, Taizo (nombre en japonés, 奥田, 泰造) llegó a ser el director del IOV y realizó una parte muy importante de su carrera (más de 20 años) en esta institución. Al igual que KATO, Kenji (nombre en japonés, 加藤, 健司), a principios de los años cincuenta del siglo XX, Taizo Okuda estaba asociado con la Faculty of Fisheries, Hokkaido University (Facultad de Pesquería de la Universidad de Hokkaido). En NIHON VES solo abordaremos el caso del oceánografo físico, Jiro Fukuoka (1922-2004).

Obituario de Prof. Jiro Fukuoka en una publicación japonesa.

El oceanógrafo físico FUKUOKA, Jiro (su nombre en japonés 福岡, 二郎)(1922-2004)

Las investigaciones preliminares parecen indicar que antes de venir a Venezuela, Jiro Fukuoka trabajó para el Meteorological Research Institute en Tokio. En Venezuela trabajó (sabemos de su presencia en el país desde 1962), primero para Edimar y, posteriormente, para el IOV. A su regreso a Japón se afilió con la Universidad de Hokkaido (en donde también trabajó Kenji Kato), específicamente, con el Research Institute of North Pacific Fisheries, Faculty of Fisheries, Hokkaido University. Utilizando la metodología de Sondeo Histórico Digital se logró encontrar su obituario en japonés por lo que ahora sabemos que falleció el 24 de diciembre del 2004 a los 82 años. Queda pendiente traducir el obituario y recoger y estudiar su obra científica. Lamentablemente, la foto en el obituario no es de buena calidad. Tal vez se pueda encontrar el original.

Poco antes de su muerte, el Dr. Tamotsu Imaeda recibió del gobierno venezolano la Orden Andrés Bello. Foto tomada de la página web del New Jersey Medical School.

Los científicos japoneses en el IVIC

Otros cuatro investigadores japoneses trabajaron para el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC): el neurofisiólogo Koroku Negishi; el dermatólogo y experto en la microbiología de la lepra Tamotsu Imaeda (nombre en japonés 今枝保; 1927-1988) quien trabajó en el IVIC por aproximadamente 10 años (1959-1969) y luego trabajó para la New Jersey Medical School (1969-1988);  el químico de productos naturales Tatsuhiko Nakano (Osaka,1925- Kioto, 2004); y el microbiólogo Fuminori Kanetsuna. La línea de investigación NIHON VES del Proyecto VES no se ocupará de estudiar las vidas de estos interesantes científicos japoneses.

El experto japonés en telecomunicaciones SHIMIZU, Naoshi en el CETT de la CANTV

Por último, el quinto de los japoneses a estudiar, tenemos a Naoshi Shimizu, experto japonés en comunicaciones de radio de la Unión de Telecomunicación Internacional (ITU por sus siglás en inglés), quien trabajó en la formación de técnicos venezolanos en telefonía en el CETT — Centro de Entrenamiento de Técnicos de Telecomunicación — de la CANTV.

El experto en telecomunicaciones ingeniero Naoshi Shimizu entrenando a jóvenes venezolanos.

La página web de la CANTV refiere la siguiente historia:

En 1962, el Gobierno Nacional solicita al Fondo Especial de las Naciones Unidas una ayuda para la creación del Centro de Estudios para Técnicos de Telecomunicaciones (CETT), aporte que se concreta en 1964 con la firma del Plan de Operaciones suscrito por el Ministerio de Comunicaciones, el Subsecretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y representantes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Las actividades del CETT comenzaron con la formación de 400 técnicos preparados para mantener los equipos instalados. El Jefe de la misión del PNUD fue Jan Deketh, uno de los asesores más interesados en el desarrollo del CETT, del cual fue profesor y cuyo nombre lleva uno de los edificios del centro educativo.

En estos momentos no sabemos mucho sobre el experto Naoshi Shimizu, excepto que en 1973 estaba en el CETT entrenando a jóvenes venezolanos y tenemos como prueba su foto. El CETT surgió de un convenio-contrato entre el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el ITU y el gobierno de la República de Venezuela.
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(II) Tecnología venezolana en Japón: la Orimulsion® y la contribución de los japoneses

La Orimulsión fue un novedoso combustible líquido con una cadena de negocio muy compleja: comprendía la producción de bitumen natural, emulsificación del bitumen (fabricar la Orimulsión), transporte del producto a distantes países y la combustión (o quema) de la Orimulsión en las calderas de las plantas de generación de energía eléctrica. La Orimulsión, principalmente, competía con el carbón como combustible para las plantas de generación de energía eléctrica. Escribo en tiempo pasado porque como se sabe el nuevo estilo de gobierno en Venezuela decidió no producir más Orimulsión. La Orimulsión fue quizás el único producto de alta tecnología que Venezuela haya exportado al Japón (desde 1988 hasta aproximadamente 2007).

Tanque para el almacenamiento de la Orimulsión en la Planta de Producción y Emulsificación en Morichal, estado Monagas. Foto tomada del Reporte Anual de Bitor, 1995.

En efecto, en mayo de 1988, aún cuando la filial de Petróleos de Venezuela, Bitúmenes del Orinoco, S.A (Bitor), la empresa que finalmente se encargaría de producir y emulsificar el bitumen natural y comercializar la Orimulsión en el mundo, no había sido todavía creada, salió desde Venezuela un cargamento de 31.000 barriles de Orimulsión para el primer cliente en probar este producto en el mundo: Chubu Electric Company en Nagoya, Japón. La empresa Bitor fue creada en octubre de 1988.

Para que la Orimulsión fuera aceptada en los mercados internacionales se tenía también que resolver el problema de filtrar o eliminar los contaminantes generados por la combustión de la Orimulsión (óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y cenizas derivadas de la combustión). En otras palabras se debía hacer de la Orimulsión un combustible limpio, no contaminante. Especialmente, la emulsificación y la combustión representaron problemas tecnológicos para Bitor (y para Intevep).

Para la comercialización de la Orimulsión en Japón, Bitor realizó una alianza con Mitsubishi Corporation y formó la empresa Mitsubishi Corporation-Bitor Limited (MC Bitor). Lo que se desean hacer con este aspecto de la línea de investigación de NIHON VES es explorar cuáles pudieron haber sido las contribuciones niponas en la resolución de algunos de estos problemas tecnológicos.

MC Bitor de visita en Caracas. De izquierda a derecha: Toshio Ogawa, Emi Saeki, Mio Ishihara, Takatoshi Osawa. Sentados: Masayaki Arakawa, Raúl Alemán y Yasuo Nakane. Foto tomada del Reporte Anual de Bitor, 1995.

Para 1995, los clientes de MC Bitor en Japón eran Kashima Kita Electric Power Corporation, Mitsubishi Chemical Corporation y Kansai Electric Power Company Incorporated (entre los tres recibieron 850 mil toneladas de Orimulsion y se esperaba que para finales de 1996 se sumara la empresa Hokkaido Electric Power Company con 120 mil toneladas de Orimulsión). En 1995, la producción de bitumen natural (para hacer Orimulsion) fue de 2 millones 825 mil toneladas, mientras que la producción total de Orimulsión fue de 3 millones 685 toneladas. Como se puede ver, en 1995, el mercado japonés representaba el 23% de la producción de Orimulsión. En 1996, MC Bitor suministró al mercado japonés 925 mil toneladas (un 8,8% más que en 1995): esto debido a que entró en funcionamiento una caldera en la planta de Hokkaido diseñada especialmente para usar Orimulsión.

Kansai Electric Power, Osaka, Japón. Foto tomada del Reporte Anual de Bitor, 1995.

En este espacio no nos es posible contar la historia del desarrollo de una tecnología de punta como la Orimulsión, por lo tanto solo se dará un brevísimo resumen. Técnicamente se dice que la Orimulsión es una emulsión que

(…) consiste en 70% de bitumen natural de 7-10 API de gravidez, 30% de agua y un surfactante comercialmente disponible, nonyl phenol ethoxylato que se agrega para estabilizar al emulsionante y evitar que el agua y el bitumen se separen. Sin embargo, el proceso no es tan sencillo como parece porque uno de los factores claves que permiten que la ORIMULSION® logre su elevada eficiencia de combustión de 99.9% es el pequeño tamaño de las gotas de bitumen en la emulsión. Cada una tiene que ser de aproximadamente 20 micrones o un cincuentavo de milímetro de diámetro y estar distribuida en forma pareja en el agua (Hebe Vessuri y Maria Victoria Canino, en Restricciones y oportunidades en la conformación de la Tecnología. El caso de la Orimulsion) (Nota: la Orimulsión como marca registrada no se acentúa porque es un nombre en inglés).

La Orimulsión es una innovación venezolana que se desarrolló en el país, principalmente, en el Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo, mejor conocido por sus siglas Intevep, S.A. (hoy, PDVSA Intevep) (en colaboración con la empresa Lagoven) en un período de aproximadamente siete a ocho años. Pero tiene sus orígenes en el resultado principal de un convenio de investigación de tres años realizado, en 1981, entre Intevep y BP Research International: una tecnología que se llamó Imulsion® y cuya patente es propiedad conjunta de Intevep y BP.

A principios de los años ochenta, el problema no era producir un combustible líquido para competir con el carbón natural. La dificultad e intensión eran otras: cómo hacer que el bitumen natural, que es un crudo super viscoso, pudiese fluir fácilmente por las tuberías. En 1985, de forma independiente y para su gran sorpresa, Intevep y BP descubrieron que los bitumenes emulsificados no solo fluían fácilmente por las tuberías sino que también se quemaban muy bien en las calderas. En el Intevep había dos grupos de investigación: el Grupo de Emulsiones (Ignacio Layrisse, Hercilio Rivas y María Luisa Chirinos, entre otros) preocupado solo por el transporte del bitumen por las tuberías y el Grupo de Combustión de Bitumen (liderado por ingeniero químico Domingo Rodríguez Polanco (UCV, 1970, y doctorado en Inglaterra en Ingeniería de Combustión, 1975). Vistas las potencialidades de negocio al crear un nuevo combustible, estos dos grupos unieron esfuerzos y, con la tecnología Imulsion®, crearon una nueva emulsión para la cual Domingo Rodríguez acuñó el nombre en inglés: Orimulsion.

Ahora bien, para producir la Orimulsión comercialmente había que resolver el problema de escalamiento de la Orimulsión. Es decir, cómo producirla industrialmente después de su formulación inicial en el laboratorio de investigación; en esencia un problema práctico (de mezclado) de dinámica de fluidos no newtonianos.


En 1986, Gustavo Núñez Testa (1958-2013), a su regreso a Venezuela del doctorado en Mecánica de Fluidos en la Universidad de Minnesota, ingresó a trabajar en Intevep. En esta institución él desarrolló una gran parte de su exitosa carrera profesional como científico aplicado, gerente del negocio de Orimulsión (1986-1999) y, luego, como gerente de planificación de Intevep (1995-1997). Ahora, sabemos que Gustavo Núñez viajó mucho a Japón y desarrolló excelente relaciones con ingenieros y empresarios japoneses de empresas como Tokushu Kika Kogyo (TKK) (en particular, con Akira Furuichi) para hacer un convenio sobre tecnologías de mezclado de bitumen. Al final, ninguna de las máquinas mezcladoras japonesas resolvió el problema de mezclado, y los ingenieros del Intevep desarrollaron una mezcladora que llamaron Orimixer®.

Ahora, está nueva mezcladora no se hubiese podido dar sin el aprendizaje logrado mediante el convenio realizado con TKK para entender la tecnología de mezclado. El cómo fueron esas relaciones es un aspecto que se quiere estudiar con la línea de investigación NIHON VES. El otro aspecto del que hoy conocemos muy poco es sobre los aportes japoneses para hacer que la Orimulsión fuese un combustible más limpio. Aunque sabemos que Kansai Electric Power Company, en diciembre de 1995, concluyó un estudio sobre el impacto ambiental de la Orimulsión. Todos los clientes de MC Bitor hicieron pruebas de combustión de Orimulsión y estos trabajos fueron esenciales para la venta de la Orimulsion en el mercado japonés. Esta es una historia oculta que también deseamos investigar y escribir.
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(III) Colaboración entre los laboratorios de investigación venezolanos y japoneses

Masahisa Hasegawa

Un tema que se desea explorar con NIHON VES es la colaboración científica entre laboratorios en Venezuela y Japón. Hasta ahora hemos descubierto varias colaboraciones dignas de ser mencionadas. Aunque, por los momentos, en NIHON VES solo estudiarenos a las colaboraciones en ciencias físicas y materiales.

Entre en IVIC y la Universidad de Kioto
La primera colaboración que hemos encontrado tiene que ver con un trabajo conjunto entre el IVIC y la Universidad de Kioto. Resulta que en 1960 Tatsuhiko Nakano (quien obtuvo su Doctorado en la Universidad de Kyoto en 1955 y estuvo, entre 1956 y 1960, de posdoctorado en universidades estadounidenses, entre ellas Stanford University) ingresó como Profesor Asociado en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Kioto y Masahisa Hasegawa (1938-2012) era su estudiante doctoral. Para 1964 ellos dos tenían juntos varias publicaciones científicas.

Trabajo conjunto de Nakano y Hasegawa en la Universidad de Kioto, 1964.

Pero, en 1965, el Dr. Nakano emigra a Venezuela y Hasegawa termina los trabajos de su tesis doctoral en el laboratorio de Nakano en el IVIC. Después de obtener su Doctorado en la Universidad de Kioto, Hasegawa regresó a Venezuela y, en 1968, ingresó en la Escuela de Química de la Facultad de Ciencias (UCV) donde ejerció, por más de 35 años como profesor activo, la docencia en Química Orgánica e investigación en Fitoquímica.

Trabajo de Nakano y Hasegawa desde el IVIC , parte de su tesis doctoral en la Universidad de Kioto (1968).

En Ciencias Médicas
También existen colaboraciones en medicina: (1) en el estudio de la Leishmaniasis entre Iraida Mendoza Nieto del Servicio de Dermatología Sanitaria, Edificio de Inmunologia, Hospital Central, Estado de Lara y varios laboratorios de parasitología de universidades japonesas (Hokkaido University, The Japanese Red Cross College of Nursing, en Tokyo, y Kochi Medical School, Kochi University), (2) detección temprana del cáncer gástrico; estudios realizados entre el Centro de Control del Cancer del estado Táchira y entidades japonesas y (3) en dermatología tropical.

Trabajo del Instituto Nacional de Dermatología y científicos japoneses.

En Ciencias de los Alimentos
Otra colaboración entre laboratorios está relacionada con una pasantía de investigación de nueve meses (1-10-1999 al 30-06-2000) que realizó la Profesora Makie Kodaira de la Sección de Productos Pesqueros del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (UCV) en «Estimaciones químicas de la frescura del pescado y su aplicación» en el Laboratory of Utilization of Marine Bio-Resources, Faculty of Applied Biological Science, Universidad de Hiroshima.

Prof. Joaquín Lira-Olivares

En Ciencias de los Materiales
El Prof. Joaquín Lira -Olivares es otro de los investigadores que queremos mencionar en relación a la colaboración entre los laboratorios de investigación de Venezuela y Japón. Hoy en día, él es Profesor Emérito de la USB y, también, es lo que pudiésemos llamar como un «Berkeley-man» ya que realizó toda su formación universitaria en la University of California, Berkeley (UC, Berkeley). Debe tener historias muy interesantes que contar sobre Berkeley en los años sesenta.

El 27 de enero del 2017, cuando cumplió 80 años, hubo un acto en su honor en donde se le dio su nombre a una Sala de Conferencias ubicada en el edificio Mecánica y Materiales (MEM) del campus de la USB, en Sartenejas. En dicho evento, el Prof. Lira-Olivares dijo que los universitarios «Estamos aquí para crear y enseñar. La creatividad es la única respuesta ante la crisis» y que se deben pensar mecanismos y establecer relaciones para trabajar en conjunto con universidades de otros países.

El Departamento que él fundó lo ha hecho desde hace mucho tiempo con universidades alemanas, españolas, y, por supuesto, años más tarde con las universidades japonesas. En ese mismo evento también recordó las primeras relaciones internacionales en la USB en Ciencias de Materiales:  «Ingresé a la USB como profesor del Departamento de Física y jefe del Instituto de Investigaciones Metalúrgicas, como había contacto con la industria se creó el grupo de carbón con profesores de Francia y Estados Unidos, quienes sentaron las bases para que se formara [,en 1975,] el Departamento [de Ciencia de los Materiales]».

El Prof. Lira -Olivares obtuvo en UC, Berkeley los siguientes títulos:  Licenciatura en Física (Bachelor of Arts in Physics, 1963), Magíster (MA), Ciencias de la Educación (1965), Magíster (MSc) en Ingeniería Metalúrgica, (1970) y el Doctorado (Ph.D) en Ciencias de la Ingeniería (1974). En el 2001, la Universidad Tecnológica de Nagaoka le confirió el Doctorado Honorario (H.D). En el 2004, recibió de Japón la medalla y diploma Orden del Sol Naciente, en rango de Oro en Collar.

El Dr. Lira-Olivares es un científico de los materiales interesado en el estudio de materiales cerámicos (en especial el vidriado de cerámicas), tribología, biomateriales y eco-materiales (materiales ecológicos). Por cierto, uno de sus estudiantes de maestría en la USB, Gustavo Alberto Rosales-Sosa, hizo un gran descubrimiento científico en su trabajo doctoral en el Departamento de Ingeniería de Materiales de la Universidad de Tokio el cual será comentado en la sección titulada «Venezolanos haciendo ciencia y tecnología en el Japón».

Sin duda que los trabajos del Prof. Lira-Olivares, quien es director del Centro de Ingeniería de Superficies (CIS), adscrito a la Fundación de Investigación y Desarrollo, Funindes USB, donde se dedica a la investigación las áreas anteriormente mencionadas,  y sus relaciones con universidades e instituciones japonesas   (Universidad Tecnológica de Nagaoka, Universidad de Tokio, The Institute of Scientific and Industrial Research de la Universidad de Osaka) deben ser estudiadas en NIHON VES

En Física de Bajas Temperatura: Superconductividad

Finalmente, también encontramos que existen varias colaboraciones entre el Laboratorio de Temperaturas Bajas del IVIC que dirige el Dr. Ismardo Bonalde y varias universidades japonesas.

En particular, el Dr Bonalde ha tenido una estrecha colaboración con varios científicos japoneses en el estudio de la superconductividad: Prof. Noriaki Kimura (Tohoku University), Prof. Yoshichika Onuki, (Osaka University), Prof. Rikio Settai (Niigata University), y Prof. Fuminori Honda (Institute for Materials Research, Tohoku University, Ibaraki).
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(IV) Estudios japoneses sobre análisis de riesgo y prevención de desastres en la geografía de Venezuela

Quizás producto de algún acuerdo con el gobierno venezolano (por ejemplo, el Acuerdo sobre Cooperación Técnica entre el Gobierno de la República de Venezuela y el Gobierno del Japón firmado el 6 de abril de 1988; periódicamente ha habido canje de notas diplomáticas entre el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y el Gobierno de Japón que renuevan los programas de cooperación técnica) algunos científicos japoneses han mirado la problemática de riesgo y desastre en la geografía venezolana. Estos estudios, al parecer, se caracterizan por solo tener autores japoneses.

Takahash, Tamotsu, Hajime Nakagawa,  Yoshifumi Satofuka, and Kenji Kawaike. “Flood and sediment disasters triggered by 1999 rainfall in Venezuela; a river restoration plan for an alluvial fan.” Journal of Natural Disaster Science 23, no. 2 (2001): 65-82.


Nakagawa, H., T. Takahashi, Y. Satofuka, and K. Kawaike. “Numerical simulation of sediment disasters caused by heavy rainfall in Camuri Grande basin, Venezuela 1999.” In Proceedings of the Third Conference on Debris-Flow Hazards Mitigation: Mechanics, Prediction, and Assessment, Switzerland, Rotterdam, pp. 671-682. 2003.


Mizuyama, Takahisa, and Shinji Egashira. “Sediment induced disasters in the world and 1999-debris flow disasters in Venezuela.” Journal of Disaster Research 5, no. 3 (2010): 229-235.

Uno de los trabajos presentado del proyecto Estudio sobre la Prevención de Desastres en el Distrito Metropolitano de Caracas.

Aunque también hay otros estudios con participación venezolana, en particular, los derivados del proyecto Estudio sobre la Prevención de Desastres en el Distrito Metropolitano de Caracas ejecutado por la Japan International Cooperation Agency (JICA) por una petición del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (publicado en Gaceta Oficial N° 37.677 de fecha 25 de abril de 2003).

Con NIHON VES nos gustaría dar una mirada a la cooperación nipona en este tema.

divider-line1-300x72(V) Venezolanos haciendo ciencia y tecnología en el Japón

Porque Venezuela es un país no desarrollado se pudiera pensar que los aportes en áreas tecnocientíficas han sido solo de un lado: de Japón hacia Venezuela. Aunque ya con el caso de la exportación a Japón de la Orimulsion® podemos darnos cuenta de que esto no es del todo cierto. Pero hay otro hecho más interesante y emocionante, sobre el que, hoy en día, apenas conocemos los detalles parciales de unos pocos casos (de quizás cientos). Nos referimos a otro sector del jardín oculto: a los venezolanos haciendo o que han hecho ciencia y tecnología en el Japón. Hemos dicho que quizás son cientos porque «para fines de 2006, Japón venía financiando la presencia de 715 becarios venezolanos» en el Japón (Molina Medina, 2012; p.130; ver nota 3).

David Lanza

Veamos un primer ejemplo. Hace nueve años, David Miguel Lanza Medina era un joven estudiante en la Universidad Simón Bolívar (USB) aspirante al título de Ingeniero Mecánico. El título de su trabajo o tesis de grado dice: «Diseño, estudio y construcción de un velocímetro de anillo para ser utilizado en un instrumento de autogeneración de energía para el monitoreo de cauces fluviales».

Las primeras líneas del resúmen de la tesis nos aclara el propósito de la misma: «Debido a los incalculables desastres naturales y pérdidas humanas como materiales causadas por el desborde de los ríos en Japón, es necesario desarrollar un eficiente, económico y confiable instrumento capaz de monitorear y predecir el comportamiento de los ríos. El propósito de esta investigación es desarrollar un velocímetro basado en el fenómeno de desprendimiento de Vórtices de Karman utilizando una geometría anular como el generador de los vórtices. Este dispositivo es llamado velocímetro de anillo y será usado en un instrumento de autogeneración de energía para el monitoreo de caudales fluviales que está siendo desarrollado por la Universidad Tecnológica de Nagaoka».

Financiado por la empresa petrolera Teikoku Oil de Venezuela, y, suponemos, porque la tesis no lo señala, bajo el convenio que existe entre la Universidad Tecnológica de Nagaoka y la USB, David Lanza realizó una pasantía de investigación de un año (2006-2007) en esa institución universitaría japonesa y bajo la tutoría de los profesores TAKAHASHI, Tsutomu y SHIRAKASHI, Masataka realizó la investigación que luego utilizó para defender en la USB, en junio del 2008, una tesis de grado con el título ya mencionado. David Lanza se graduó en el 2008 y, hoy en día, trabaja para la oficina de Venezuela de Mitsubishi Corporation.

¿Cuántas contribuciones como estas de venezolanos a la ciencia y tecnología de Japón permanecen desconocidas u ocultas? Nótese que este ejemplo no entra en la categoría de los «715 becarios venezolanos» del gobierno japonés. Aquí, antes de mencionar otros casos, vale la pena señalar que el convenio entre la Universidad Tecnológica de Nagaoka y la USB ha enviado a docenas de estudiantes a Japón y no debemos olvidar que por varios años el Vicepresidente de la Universidad Tecnológica de Nagaoka fue el Prof. Kozo Ishizaki, Profesor Honorario de la USB. La relevancia de la conexión Kozo Ishizaki es un asunto que amerita estudio. Sigamos.

Casos: María Leonor Pacheco, Pedro Celis y Manuel Brito Salazar
Muchos otros estudiantes, de una forma u otra, se han beneficiado de esta relación con la Universidad Tecnológica de Nagaoka. Consideremos los casos de María Leonor Pacheco, Pedro Celis y Manuel Brito Salazar.

María Leonor Pacheco

Hoy en día, ella es una estudiante doctoral en Ciencias de la Computación en Purdue University. En el 2013 egresó de la USB en Ingeniería de la Computación. Entre el 15-09-2011 y el 30-07-2012 realizó una pasantía como estudiante visitante de investigación en la Universidad Tecnológica de Nagaoka en “Knowledge Systems Laboratory” del Profesor YUKAWA, Takashi en donde realizó un proyecto para extraer información de tweets durante grandes emergencias para el alivio de desastres. Su estadía en Japón fue financiada por JASSO (Japan Student Services Organization), una unidad administrativa del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología de Japón (Monbukagakushō), mediante una beca llamada en japonés 文部科学省奨学金 Monbukagakushō Shōgakukin.

Pedro Celis

En 1984, cuando el Profesor Kozo Ishizaki todavía trabajaba en la USB,  Pedro Celis obtuvo de esta universidad su título en Ingeniería de Materiales con una tesis sobre fatiga en una clase de acero (llamados aceros nitrurados) y, a continuación, en 1986, recibió una beca del gobierno japonés (llamada Monbusho; este es el antiguo nombre de las becas Monbukagakushō Shōgakukin), y mientras estudiaba japonés para entrar en el posgrado, pasó un año como estudiante de investigación en Universidad Tecnológica de Nagaoka, investigando en el campo de materiales cerámicos. Posteriormente, en esa misma universidad, bajo la tutoría de Kozo Ishizaki, realizó una maestría y doctorado en ciencias de los materiales. Pedro Celis tiene seis trabajos publicados junto con Kozo Ishizaki y otros autores japoneses en el campo de procesos de manufactura de nuevos materiales (cerámicos y metálicos). En 1992, la Universidad Tecnológica de Nagaoka le otorgó a Pedro Celis un doctorado en Ingeniería de Materiales (titulo en inglés de su tesis doctoral es “Design and Production of Light Intermetallics of High Fusion Point of the Type (Si3Zr5)16H”).

Artículos de Pedro Celis con autores japoneses. Fuente: CV de Pedro Celis.

 

Manuel Brito Salazar

Prof. Manuel Brito Salazar

Hoy en día, y desde el 2013, Manuel E. Brito (Manuel Eduardo Brito Salazar) es profesor en la Universidad de Yamanashi, en Kofu, Prefectura de Yamanashi, al suroeste de Tokio, y está afiliado con el Clean Energy Research Center (Centro De investigación en Energías Limpias) de esa universidad. Este es el caso de un científico venezolano que ha desarrollado toda su carrera profesional en Japón.

En 1982, Manuel Brito recibió de la USB el título de Ingeniero de Materiales. Posteriormente, viajó a Japón en donde realizó su maestría (1986) y doctorado (1989) en Ciencias de los Materiales en la Universidad Tecnológica de Nagaoka. Entre 1989 y 1990 fue Profesor Asistente en la Universidad Tecnológica de Nagaoka. Entre 1990 y 1992, realizó un posdoctorado en el National Institute for Inorganic Materials (NIRIM), Science and Technology Agency (Japan). Luego, fue Chief Senior Research Scientist, en el National Institute of Advanced Industrial Science and Technology (AIST) (2000-2013) y Senior Research Scientist, National Industrial Research Institute of Nagoya (NIRIN), Agency of Industrial Science and Technology (1992-2000).

Los intereses en investigación del Profesor Brito están relacionados con el análisis microestructural de materiales usando microscopía electrónica (TEM, STEM, EDS, y EELS), el estudio de las interfases entre materiales disímiles, ingeniería de borde de granos (GBE, Grain Boundary Engineering), fenómenos de difusión en el estado sólido y el estudio de las celdas de combustible (solid oxide fuel cell (SOFC)) con espectroscopía Raman, XPS (X-ray photoelectron spectroscopy) y SPM (Scanning Probe Microscopy).

Gustavo Alberto Rosales-Sosa

Otro ejemplo de un científico venezolano que esta dando pauta en Tokio es un antiguo estudiante del profesor de la USB Joaquín Lira-Olivares sobre quien ya comentamos, se trata del Dr. Gustavo Alberto Rosales-Sosa.

Para el año 2007, Gustavo Rosales, quien era un estudiante en la USB en Ingeniería de Materiales en el laboratorio del Prof. Joaquín Lira-Olivares (es decir, en el Centro de Ingeniería de Superficies (CIS) de la USB), estaba presentando tu tesis de grado (titulada, «Desarrollo de fritas y esmaltes vitrocerámicos con alto contenido de Fe2O3») realizada bajo la tutoría de otro de los profesores del CIS, el Prof. Thierry Poirier. El trabajo de Rosales formó parte de un convenio de cinco años (2007-2012) de la USB con la Universitát Jaume I, en Castellón de la Plana, Valencia, España para el «Desarrollo de fritas y esmaltes vitrocerámicos para aplicaciones eléctricas y magnéticas».

Trabajo de investigación en colaboración entre USB y Universitát Jaume I.

Terminado su pregrado, Gustavo Rosales continuó trabajando en tópicos de investigación asociados a este convenio para obtener, en el 2012, una maestría en Ingeniería de Materiales tutoreada por Thierry Poirier y Joaquín Lira-Olivares (título de la tesis «Efecto de óxidos aditivos en fritas y esmaltes vitrocerámicos en el sistema Fe-Al-Ca-Si». Pero, en el interín, durante el 2011, Gustavo Rosales obtuvo un apoyo de JASSO para asistir como estudiante de intercambio en investigación en la Universidad Tecnológica de Nagaoka y, posteriormente, recibió una beca Monbukagakushō y con este apoyo viajó a Japón para hacer el doctorado en Ciencia de Vidrio (Glass Science) en el Departamento de Ingeniería de Materiales de la Universidad de Tokio.

Noticia del descubrimiento de vidrios superfuertes recogida por el blog Phys.org.

El objetivo de su proyecto de tesis doctoral consistía en comprender las relaciones entre la estructura y la propiedad mecánica de nuevas clases de vidrios fabricados sin usar la forma convencional de hacerlos mediante levitación aerodinámica.

Gustavo Rosales en el laboratorio en la Universidad de Tokio. Foto créditos: Portal de noticias USB.

Es en el marco de este proyecto en donde, como miembro del equipo de investigación del Instituto de Ciencias Industriales (IIS) de la Universidad de Tokio, hace el gran descubrimiento de vidrios superfuertes o “ultra-duros”.

El primero de dos artículos sobre este descubrimiento.

El segundo de dos artículos sobre el descubrimiento de vidrios superfuertes.

Estos son un nuevo tipo de vidrios, tan rígidos como el acero y el hierro, pero son nítidos y transparentes. El nuevo vidrio producido se obtuvo al usar en la mezcla óxido de aluminio y óxido de tántalo bajo una técnica (levitación aerodinámica) que utiliza gas para impedir la cristalización instantánea de la mezcla. La revista Scientific Reports publicó los trabajos asociados a este descubrimiento: «High Elastic Moduli of a 54Al2O3- 46Ta2O5 Glass Fabricated via Containerless Processing» y «Crack-resistant Al2O3–SiO2 glasses». Desde enero 2017, Gustavo Rosales trabaja como investigador para la empresa Nippon Electric Glass en Shiga, Japón.

Otros dos ejemplos de venezolanos que han contribuido a la ciencia y tecnología en Japón son la esposa de Gustavo Rosales, Denise Zujur, y, aunque hoy vive en Suiza, podemos también señalar a Octavio Kotaro Ichizaki (hijo del Prof. Kozo Ichizaki con su esposa Chanel Vidal; la Dra. Chanel Ishizaki trabajó en el Laboratorio de Ingeniería Ambiental del IVIC en problemas de contaminación ambiental y tiene un doctorado (Ph.D.) en Ingeniería Civil (1973) por la University of Maryland, College Park que obtuvo con la tesis: “Surface chemistry of activated carbon: its influence on adsorption from aqueous solution”, dirigida por Prof. John T. Cookson). También tenemos noticias de otros venezolanos que trabajan en investigación y desarrollo para Toshiba y otras empresas niponas. La línea de investigación NIHON VES se encargará de detallar sus perfiles profesionales para poder tener una idea global del impacto de los venezolanos en ciencia y tecnología en Japón. Un impacto que, hoy en día, solo conocemos de forma fragmentada.

Trabajo de Denis Zujur publicado en Science.

 

Denise Zujur

Denise Carolina Zujur también es egresada de la USB en Ingeniería de Materiales tanto de pregrado (tesis, 2009: Estudio del grado de deterioro por corrosión de los tanques de limpieza electrolítica I y II de SIDOR) como de maestría (con una tesis en biomimética, 2013, titulada: Evaluación de recubrimientos biomiméticos óseos a base de quitosano fotosensible sobre TI6AL4V). En la actualidad, ella cursa el doctorado en Bioingeniería en la Universidad de Tokio; recientemente la revista Science publicó una de sus investigaciones las cuales están relacionadas con ingeniería de tejidos y regeneración del tejido óseo utilizando células madres.

Octavio Kotaro Ishizaki

Octavio Kotaro Ishizaki

Por otra parte, Octavio Kotaro Ichizaki nació, en Caracas, en 1977, y pasó pocos de sus primeros años en Venezuela, terminó la primaria en Japón y continuó con su educación secundaria en ese país. Al igual que su padre, Octavio Kotaro estudió ciencias de los materiales: Chiba Institute of Technology (pregrado en Ingeniería Metalúrgica, 2001); maestría en ciencias de los materiales (2003) en el Japan Advanced Institute of Science and Technology, Ishikawa (Escuela de Ciencias de los Materiales); y, en el 2006, obtuvo el título de Doctor en Ingeniería en el Tokyo Institute of Technology (Departamento de Química y Ciencias de Materiales) con una tesis relacionada con la producción de hierro mediante el calentamiento por microondas. Desde el 2007, Octavio Ishizaki trabaja para Swiss Federal Laboratories for Material Science and Technology en sinterización (es decir, el tratamiento térmico de polvos metálicos o cerámicos a una temperatura inferior a la de fusión de los componentes del polvo) de materiales por calentamiento con microondas.

Ya para terminar con esta reseña de algunos casos señeros de lo que creemos es un tema de estudio muy interesante que vale la pena investigar con mayor profundidad (el aporte de los venezolanos a la ciencia y tecnología en Japón) mencionaremos el caso del Dr. Franco Nori.

Franco Nori

Sin duda alguna, Franco Nori está entre los físicos egresados de universidades venezolanas que tienen mayor prestigio y reconocimiento internacional. El Prof. Nori egresó en 1982 de la USB como Licenciado en Física y ya tiene 35 años fuera de Venezuela. Hoy en día, Franco Nori es Director del  Quantum Condensed Matter Research Group, CEMS (Grupo de Investigación en Materia Condensada Cuántica) del RIKEN Center for Emergent Matter Science en Saitama, Japón y al mismo tiempo es Profesor Titular de Física en la Universidad de Michigan, en Ann Harbor, EE. UU.

Franco Nori es un físico teórico de la materia condensada especializado en computación cuántica, óptica cuántica y nanociencia con una copiosa lista de publicaciones. Su formación de posgrado la obtuvo en la University of Illinois, Urbana-Champaign (M.Sc.,1983; Ph.D., 1987). En el año 2014, ganó el premio Matsuo Research Award (Japón) siendo el primer extranjero en recibirlo y, en el 2013, recibió el Premio de Ciencia y Tecnología otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología de Japón. En el 2015, fue elegido Fellow Optical Society of America (Sociedad Óptica de América). La cita para este honor es por :

Fundamental contributions to quantum information science and optics, including circuit quantum electrodynamics, and the interface between quantum optics and quantum circuits.(Contribuciones fundamentales a la ciencia de la información cuántica y la óptica, incluyendo la electrodinámica cuántica de circuitos, y la interfaz entre la óptica cuántica y los circuitos cuánticos).

También ha sido electo Fellow de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (EE. UU., 2007), del Instituto de Física (Reino Unido, 2003) y de la Sociedad Americana de Física  (EE. UU., 2002).

En el 2011, la revista Physics World seleccionó un experimento cuyo líder del grupo fue el Prof. Nori entre los diez descubrimientos del año (Breakthrough of the Year). Se trata de una demostración experimemtal del Efecto Casimir Dinámico (en donde una partícula virtual se transforma en un fotón real que puede ser detectado por instrumentos) dicha investigación fue publicada en la revista Nature: Observation of the Dynamical Casimir Effect in a Superconducting Circuit, (C.M. Wilson, et al.), Nature 479, 376 (2011).

Recientemente hubo un homenaje por los setenta años del físico uruguayo Prof. Rodolfo Gambini quien fue el tutor de la tesis de pregrado de Franco Nori en la USB, y para esa ocasión, el Prof. Nori envió un mensaje en video con una reflexión sobre su vida profesional desde que salió de Venezuela y donde, además de recordar sus tiempos con Gambini, comenta sobre las dificultades de escoger buenos temas de investigación y con este video queremos finalizar esta presentación de algunos científicos venezolanos que hacen vida en Japón, la nación del Sol Naciente.


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Conclusión

Con este extenso pero necesario recorrido histórico para poner en contexto el tema de las relaciones bilaterales en ciencia y tecnología entre Japón y Venezuela através de la emigración de los nacionales de uno y otro país,  creemos haber justificado y sentado las bases de la línea de investigación NIHON VES del Proyecto VES, la cual se ejecutará en la medida de que se tengan disponibles los recursos financieros.

Ha sido un interesante, aunque incompleto, recorrido por la historia de la emigración japonesa-venezolana-japonesa. Por ejemplo, no se dijo nada sobre quién fue el primer venezolano en emigar a Japón. Quizás el primer venezolano en pisar el suelo japonés fue el embajador que falleció en el ejercicio de su cargo (Francisco Fraino Mirabal), o quizás no, es un tema a investigar. ¿Quién habrá sido el primer venezolano en presenciar el sakura zensen (el avance de la floración de los cerezos entre marzo y mayo, que se inicia en la isla de Kyushu a fines de marzo y se mueve hacia el norte hacia Hokkaido en el mes de mayo). Un avance de efímera duración, como la vida misma. ¿Quién habrá sido el primer venezolano en ver florecer a los cerezos en tierras niponas? Tampoco se dijo nada sobre los japoneses y la industria metalurgica (acero y aluminio) en Venezuela. Hemos viajado por los contornos de este jardín oculto de cerezos y orquídeas. ¿Disfrutaron el viaje? Si han llegado hasta aquí: ¡Muchas gracias!

Y si también desean apoyar Proyecto VES, y la línea de investigación NIHON VES, ¡sería fabuloso y quedaremos en profundo agradecimiento!

En un antiguo poema japonés, nos encontramos con una estrofa que dice Mata kemu kagiri literalmente traduce «Hasta el límite más profundo de mi vida» (en inglés, Till the utmost limit of my life). Me pareció una frase adecuada para quienes, hoy en día, vivimos la rudeza de los tiempos en Venezuela.

Hasta que la vida se extinga
La memoria no desaparecerá
Sino que crecerá con vigor
Día a día.

Waga inochi わがいのち
Mata kemu kagiri またけむかぎり
Wasureme ya わすれめや
Iya hi ni ke ni wa いやひにけには
Omoi masu tomo おもひますとも

(Poesía anónima japonesa, Manyōshū)

Coloritmo

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NOTAS

(1) Estas actividades están recogidas en: The Iwakura Embassy, 1871-1873: A True Account of the Ambassador Extraordinary and Plenipotentiary’s Journal of Observation Through the United States of America and Europe. 5 vol., KUME Kunitake. (The Japan Documents, 2002). Un resumen de las actividades se puede leer en: Kunitake, Kume. Japan Rising: The Iwakura Embassy to the USA and Europe. Cambridge University Press, 2009.

(2) La cita completa de The New York Herald Tribune surge como un comentario de la traducción al inglés del libro de Nogales «Cuatro años bajo la Media Luna» (Four Years Beneath the Crescent, publicado por Scribner’s en 1926) por la poetisa Muna Lee:

There is present in this military Don Quixote always the Latin love of beauty. […] And the picturesque imagery, the vivid objectivity which his style often achieves is so perfectly rendered by Muna Lee’s translation that the reader finds it difficult to realize that he is not reading Nogales in his own Spanish idiom, or that Nogales has not told his tale in English.

La cita está tomada del libro, Muna Lee: A Pan-American Life de Jonathan Cohen (2004).

(3)  Trabajos de utilidad para entender los antecedentes históricos:

Delgado González, Antonio José. “La efímera presencia japonesa en Ocumare del Tuy durante la Segunda Guerra y Posguerra Mundial.” Tiempo y Espacio, no. 65, enero-junio (2016): 49-61.

Molina Medina, Norbert. Venezuela-Japón: una historiografía insospechada sobre sus relaciones diplomáticas. Universidad de los Andes, Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas” José Manuel Briceño Monzillo”, 2013.

Molina Medina, Norbert. Historia de las relaciones diplomáticas Venezuela-Japón:(1938-2008). Universidad de los Andes, Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas” José Manuel Briceño Monzillo”, 2012.

Noguchi, Shigeru. “Historia de los inmigrantes japoneses en Venezuela antes de la Segunda Guerra Mundial.” Humania del Sur 5 (2008): 27-42.

Federación Nikkei de Venezuela: Trayectoria de los 80 años de la colonia japonesa. 1928-2008. Caracas, Federación Nikkei de Venezuela, 2008.

Venezuela – Japón: 60 años de relaciones. Caracas, Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Venezuela – Embajada de Japón en Venezuela, 1998.

Noguchi, Shigeru. Historia de las relaciones bilaterales entre Venezuela y Japón antes de la Segunda Guerra Mundial. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1995.

Tarchov, Valentina. Esquema histórico de las relaciones venezolano-japonesas 1910-1942. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, 1988.

(4) La referencia es: Serrano, José A. “La microscopía electrónica en Venezuela: origenes y desarrollo.” In La microscopía electrónica en Venezuela: orígenes y desarrollo. Universidad de los Andes, 2010.

(5) La entrevista al Profesor Takeuchi aparece en el artículo, Forjadores del desarrollo de las matemáticas en Colombia: Yu Takeuchi. 50 años formando matemáticos en Colombia, Clara Helena Sánchez, Lecturas matemáticas, Vol. 30 (2009).

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SOBRE EL AUTOR: José G. Álvarez Cornett ( @Chegoyo en Twitter )

Miembro de COENER, del grupo “Physics and Mathematics for Biomedical Consortium“, y de la American Physical Society (APS). Representante de los Egresados ante el Consejo de Escuela de Física, Facultad de Ciencias, UCV.

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@ Chegoyo 2017

 

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One Response to "NIHON VES: Relaciones provechosas en ciencia e ingeniería entre Japón y Venezuela"

  1. Yajaira Freites says:

    Estimado José:

    menos mal que lo que nos presentas es solo una exploración de tu nuevo proyecto NIHON VES. Gracias por darnos este abreboca

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