Carlos Gago Bousquet (1933-2022), mi profesor de Métodos Matemáticos. Parte I

ESCUELA DE FÍSICA
José Álvarez-Cornett
(@chegoyo en Twitter)
CARACAS (Chegoyo.com)
28/Febrero/2022

Mi primer encuentro con el profesor Carlos Gago Bousquet ocurrió con seguridad en algún pasillo de la Facultad de Ciencias. Él, delgado, con barba un poquito canosa, iba hacia algún lugar con su pausado caminar. Yo, gordito, me dirigía con prisa hacia algún otro sitio de la Facultad. No fue sino hasta marzo de 1977 cuando él estuvo frente a mi todas las semanas durante un semestre como profesor de Métodos Matemáticos de la Física, un curso que en ese entonces se estudiaba en el séptimo semestre de la Licenciatura en Física junto al curso de Mecánica Clásica.

Dos semestres antes, en el quinto semestre, había tomado el curso Matemáticas V con la profesora Cora Sadosky y con Gustavo Ponce como Auxiliar Docente. Hoy en día, Gustavo Ponce es un brillante matemático venezolano en la Universidad de California, Santa Bárbara y la profesora Cora Sadosky, lamentablemente, falleció, el 3 de diciembre del 2010. Sentía que estaba bien preparado en Matemáticas, sin embargo, el curso del Profesor Gago fue un curso duro, muy difícil. Utilizamos el libro de Arfken de Métodos Matemáticos (George Arfken, Mathematical Methods for Physicists, Second Edition, 1970) y en ese entonces me pareció que sus clases estaban bastante por encima del nivel de los temas presentados en el Arfken.

Desde la primera clase se notó el gran dominio que tenía el profesor Gago de los métodos matemáticos de la física. Las ecuaciones de la física matemática, las funciones de Bessel y Legendre, los polinomios de Jacobi y Laguerre y las ecuaciones integrales todas fluían de la mano del profesor Gago como el agua que sale de una manguera con muy buena presión. En clase, el profesor Gago hablaba en voz baja y escribía en la pizarra con letra muy menuda y buena caligrafía.

Si en ese entonces me hubiesen preguntado quien era el profesor Carlos Gago tan solo hubiera atinado a decir que: “Gago es un físico que estaba en el IVIC y que recientemente se cambió para nuestra Facultad de Ciencias y, actualmente, es mi profesor de Métodos Matemáticos”. La verdad es que en 1977, como un estudiante de licenciatura, sabía muy poco sobre la trayectoria académica del Profesor Carlos Gago.

Por falta de uso, ya he olvidado mucho de lo que aprendí con él en el curso de Métodos y de lo que más tarde, en 1979, estudié por mi cuenta cuando me senté con los libros de Wyld y la “Biblia” para estudiar las Funciones de Green,  las Funciones Especiales y los Métodos de Perturbación (me refiero a H. W. Wyld, Mathematical Methods for Physics, adquirido en 121 bolívares en la Librería Profesional Venezolana (LPV), en el Centro Comercial Chacaíto, y, por la “Biblia”, a los libros de Philip Morse y Herman Feschbach, Methods of Theoretical Physics, 1953; dos sendos volúmenes comprados en la LPV por 236 bolívares, que en 1979 eran cerca de 55 dólares, equivalentes, hoy en día, a 211 dólares). Estos libros, dicho sea de paso, no se consideraban entonces nada baratos, pero el monto era, más o menos, asequible para un estudiante universitario quien tenía ingresos mensuales de 291,60 dólares (sueldo mensual de 1.254 Bs. por el cargo de Auxiliar Docente) y que no tenía muchos otros gastos.

¡Alas! Pero todo eso ocurrió hace ya mucho tiempo. En nuestro convulso presente de la tercera década del siglo XXI, ya nada es igual. Estamos experimentado la transformación del mundo tal y como lo hemos conocido y, hoy, 18 de febrero de 2022, cuando empiezo a escribir estas letras, mi profesor Carlos Gago Bousquet ha muerto.

Yo vengo aquí a recordar su trayectoria, apoyado en la historia de la ciencia y la tecnología de Venezuela, porque ahora sé mucho de aquello que ignoraba en 1977. Sin embargo, como no lo sé todo, tan solo puedo ofrecer una modesta aproximación a la trayectoria profesional y académica del Profesor Carlos Gago Bousquet, mi profesor de Métodos Matemáticos y cofundador del Laboratorio de Paramagnetismo, Escuela de Física, UCV.

El profesor Carlos Gago realizó contribuciones en teoría electromagnética, ingeniería nuclear y en aplicaciones de la Resonancia Paramagnética Electrónica al estudio de la materia condensada. Como profesor, Carlos Gago dictó, entre otros, los cursos de Métodos Matemáticos, Mecánica Clásica, Electromagnetismo y Física del Estado Sólido y dirigió varias tesis de grado y posgrado.

Este ensayo está dividido en dos partes. La primera parte cubre hasta el año de 1957 y la segunda parte se inicia con la llegada de Carlos Eduardo Gago a Ann Arbor, Michigan, y continua hasta nuestros tiempos.

Puedo comenzar diciendo que el profesor Carlos Eduardo Gago Bousquet, nació, en Aragua de Barcelona, el 18 de mayo de 1933, hijo de Tomás Otilio Gago Baca y Graciosa Bienvenida Bousquet Guzmán quienes se casaron en 1932 y tuvieron otros dos hijos: Otto Gago Bousquet (cirujano e investigador en medicina cardiopulmonar de reconocida trayectoria internacional) y Oscar Guillermo Gago Bousquet (ingeniero de minas, fallecido, pionero en el desarrollo de las Empresas Básicas de Guayana, en el oriente de Venezuela). Carlos Eduardo era el primogénito, o sea, el mayor de los tres hermanos.

Los hermanos del profesor Carlos Gago, Oscar (izq.) y Otto (der.).

Lamentablemente no cuento con información sobre los primeros pasos de Carlos Eduardo Gago. Desconozco en dónde hizo sus estudios de primaria o de secundaria. Lo primero que tengo que decir sobre el Profesor Carlos Gago hubiera sorprendido a cualquier estudiante de Física de mi generación: el título de pregrado del querido profesor Carlos Gago no es en Física, como muchos estudiantes y hasta colegas pudieran suponer, sino en Ingeniería Civil (UCV, 1957).

Digo sorprendido porque mi generación, claro, en mi apreciación personal, fue en parte formada bajo un curriculum oculto que sembró en muchos de nosotros un espíritu de superioridad con respecto a otras profesiones y en donde los ingenieros no quedaban muy bien parados— sin duda, una deformación terrible y nociva en la educación de un profesional de las ciencias; muchos años después, de la mano de físico Pierre-Gilles de Gennes, pude entender las raíces del desprecio, los orígenes de una forma de pensar que el propio de Gennes bautizó como El prejuicio de Auguste Comte

Ahora, que un ingeniero se convierta en físico no es algo único. En la Historia de la Física existen varios físicos notables quienes también tuvieron en la ingeniería a su primera profesión: por ejemplo, Josiah Willard Gibbs (Ph.D. en ingeniería), Paul M. Dirac (Ing. Electricista), John Bardeen (B.Sc. y M.Sc. en Ingeniería. Eléctrica), Simon van der Meer (Ingeniero y Premio Nobel Física 1984, por desarrollar la técnica de enfriamiento estocástico; su lema era “me gusta construir máquinas bonitas”) y Eugene Wigner (Ing. Químico). Es bueno recordar que también han existido médicos que fueron grandes físicos. Los únicos títulos del científico alemán Hermann von Helmholtz (1821-1894) fueron el título de Médico (1838), con estudios bajo el fisiólogo alemán Johannes Müller, y el Doctorado en Medicina con una tesis en Anatomía microscópica (1842). Los conocimientos de Helmholtz en física y matemáticas, en gran parte adquiridos en forma autodidacta, le permitieron formular la Ley de la Conservación de la Energía, hacer aportes importantes a la hidrodinámica y electrodinámica y aplicar las matemáticas al estudio de los fenómenos meteorológicos y por ello está considerado como padre de la meteorología científica.

Queda ahora para nosotros planteada la pregunta sobre cómo fue que Carlos Eduardo Gago pasó de ser ingeniero a físico. Como en seguida veremos, su ruta no fue directa, pasó primero por una maestría en Ingeniería Nuclear.

Entonces, debemos reorientar nuestra pregunta: ¿por qué un joven ingeniero civil de 24 años se lanzaría a estudiar Ingeniería Nuclear en un país petrolero en donde dicha carrera tenía, en 1957, al igual que lo tiene hoy, muy poco futuro profesional. La respuesta va a quedar para más tarde porque primero, trataremos de conocer sobre la formación en Matemáticas del profesor Carlos Gago durante sus estudios en Ingeniería Civil.

Carlos Gago y sus estudios en Ingeniería Civil

A continuación trataré de dar alguna luz sobre la formación de Carlos Gago en Matemáticas durante sus estudios en Ingeniería Civil. En este ensayo sobre Carlos Gago Bousquet, a falta de documentos o de su testimonio personal, el cual ya no es posible tener, solo nos queda hacer una revisión histórica, usar el testimonio de terceros y entrar en el inestable terreno de las suposiciones.

Como se verá muy pronto, ya para 1956 el estudiante de Ingeniería Carlos Eduardo Gago disponía de un gran poder analítico y conocimiento de las matemáticas superiores. Sin embargo, para poder entender las circunstancias de sus estudios de pregrado en Ingeniería deberemos de revisar primero varios aspectos de la historia de los estudios de esta disciplina en Venezuela, no solo en la UCV, sino también en la Universidad del Zulia.

Carlos Eduardo Gago estudió Ingeniería en tiempos de grandes transformaciones y cambios en una Venezuela que progresaba rápidamente, en gran parte, gracias a la bonanza petrolera y la inmigración extranjera. La Facultad de Ingeniería fue la vanguardia del proceso de reforma de los estudios universitarios en la UCV en el periodo posgomecista (véase, Avance con tropiezos. La ingeniería en Venezuela en la primera mitad del s. XX).

La Facultad de Ingeniería (UCV), 1944 a 1957

Lo que hoy se conoce como Facultad de Ingeniería (UCV), entre 1925 y hasta 1947, se llamó Facultad de Matemáticas y Física (FMF), y, desde 1947, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM). En 1947, la FCFM tenía tres escuelas: la Escuela de Arquitectura, la Escuela de Ingeniería y la Escuela de Ciencias —en donde solo existía la carrera Licenciatura en Ciencias Naturales que luego, en 1954, pasó a ser llamada Licenciatura en Ciencias Biológicas y, en 1958, pasó a llamarse Licenciatura en Biología (detalles sobre los estudios en Biología aparecen en el libro El surgimiento de la Biología académica en Venezuela 1946-1958 de la profesora Yolanda Texera Arnal, Caracas: UCV/CDCH, 2008).

Con la creación de una Escuela de Ciencias en la FCFM (una escuela que ya existía desde 1946 pero como un Departamento de Ciencias adscrito al Rectorado) se crean los departamentos de Matemáticas, Físico-Química y Biología. Como se ha señalado, solo existía la Licenciatura en Ciencias Naturales, los departamentos de Matemáticas y Físico-Química solamente dictaban los cursos de servicio para toda la FCFM; en 1948 hubo un intento de crear una Licenciatura en Física y Matemáticas que no prosperó.

En 1953, la FCFM pasó a ser llamada Facultad de Ingeniería. Bueno, no exactamente, ya que nos hemos saltado un cambio. Después que incorporaron una Escuela de Ciencias en la FCFM, algunos profesores pensaron que el nombre de la facultad también debería cambiar y así fue. En diciembre de 1950, la FCFM pasó a llamarse Facultad de Ciencias Matemáticas y Naturales (FCMN). De forma que el cambio de nombre que se dio en 1953 fue de FCMN a Facultad de Ingeniería. El estudiante Carlos Eduardo Gago debió de haber experimentado este último cambio ya que creo — es bueno insistir que lo estamos suponiendo— que comenzó sus estudios de ingeniería en 1951.

Si queremos recrear en nuestras mentes o visualizar al estudiante de Ingeniería Carlos Eduardo Gago en la UCV, a principios de los años cincuenta, debemos recurrir a la historia. Para verlo mentalmente caminar por las aulas y los pasillos de la universidad también debemos alterar radicalmente la imagen que tenemos hoy en día de la Ciudad Universitaria la cual para el año de 1951 había sido parcialmente construida con la mayoría de los edificios aún sin terminar (aunque los estadios olímpico y de béisbol fueron inaugurados en ese año de 1951; el edificio del Hospital Universitario solo fue terminado en 1954 y el hospital inaugurado en 1956).

Además, debemos tener en cuenta que desde octubre de 1947 la Facultad de Ingeniería (es decir, la FCFM) funcionaba en la Casa de la Oficina del Trapiche de la Hacienda Ibarra. Esta casa fue demolida en 1954, y, hoy, en su lugar, se encuentran las piscinas olímpicas y la Dirección de Deporte. Para el año lectivo 1950-1951, el número de estudiantes en la FCMN eran: Escuela de Ingeniería (830), Escuela de Ciencias (20) y Escuela de Arquitectura (182). Para dar una mejor idea de aquellos tiempos cuando Carlos Gago comenzaba a transitar su vida universitaria, recurriremos al auxilio de unas fotos y de varios textos.

En octubre de 1943 el gobierno nacional, durante la administración del general Isaías Medina Angarita (mayo, 1941 – octubre, 1945), compró la Hacienda Ibarra. “La Hacienda Ibarra, situada en la confluencia del río Guaire con El Valle, tenía una superficie total de 173 hectáreas…donde estaba ubicada la casa de la hacienda y la habitación del Administrador”. Los terrenos de la Hacienda Ibarra, en donde se cultivaba caña de azúcar, comprendían terrenos planos y colinas. Posteriormente, el gobierno adquirió unos terrenos aledaños y, entonces, el área total de la Ciudad Universitaria pasó a ser de 203,53 hectáreas (Leal, 1981: 313).

Casa de la Oficina del Trapiche de la Hacienda Ibarra. Fue demolida en 1954, hoy solo queda en pie la torre.

En la esquina derecha inferior se ve la Casa de la Oficina del Trapiche de la Hacienda Ibarra. Después de 1952 y antes de su demolición. Fuente: Modificado de la tesis de grado para optar al título de Ingeniero Geólogo de Eleazar José Castillo Graü y Tatiana Ramos Rios, titulada Estudio geológico de la microzona sísmica del Campus Universitario de la UCV y el rincón de El Valle, el Cementerio, en la ciudad de Caracas, 2011.

Según el arquitecto Víctor Fossi (en La visión del urbanista según Víctor Fossi, Editorial Equinocio, 1998), quien, en 1951, se graduó de Arquitecto, para 1950, en el edificio marcado con el No. 4, en la foto de arriba (un edificio con una planta baja y tres pisos, que hoy aloja a la Escuela de Bioanálisis), el último piso estaba ocupado por la Escuela de Arquitectura, y los otros tres pisos por las Escuelas de Ingeniería y de Ciencias. Afirma, que desde 1949 él tomó algunas clases en el último piso de ese edificio. De manera que también pudo ser posible que Carlos Eduardo Gago haya recibido clases en este edificio hacia 1953.

Nótese. abajo a la derecha. la Escuela de Bioanálisis y, arriba a la derecha, la Casona Ibarra.

Casona Ibarra. Donde estaban la oficina del Rector y el estudio del arquitecto Carlos Raúl Villanueva desde donde se diseñaba la Ciudad Universitaria. Ver perfil 3D de la Casona.  Fuente.

 

La Casa de la Hacienda Ibarra y la torre del Trapiche. Vista satelital para ubicar mejor a la Casa de la Oficina del Trapiche en la actual Ciudad Universitaria. La Casa de la Oficina del Trapiche no está porque fue demolida en 1954. Abajo una ampliación en donde se puede observar mejor la torre del Trapiche. Fuente: Google Map

El lugar ocupado por la Casa de la Oficina del Trapiche de la Hacienda Ibarra está actualmente ocupado por las piscinas olímpicas y la Dirección de Deporte. Fuente: Google Map.

 

Un típico salón de clases de la Casa de la Oficina de la Hacienda Ibarra. El profesor de física georgiano-venezolano Danil Toradse (1914-2021) dicta clases de Física en una aula en la Casa de la Oficina del Trapiche de la Hacienda Ibarra (circa 1952-1954).

Un laboratorio de física de la época. El Profesor de Física ucraniano Nicolás Szczerban Slobodzinska (1910-1999) en el laboratorio de Física de docencia (circa 1949-1950). Este laboratorio no estaba ubicado en la Casa de la Oficina del Trapiche sino “en otra colina sobre la margen derecha del río Guaire. Este último laboratorio —dice el Decano Rafael de León, el 25.10.1950, al Ministro de Educación Nacional Héctor Hernández Carabaño— no dispone sino del equipo que fue donado hace aproximadamente dos años por el Ministerio de Educación Nacional, especial para experimentos elementales de cátedra”.

Estos fueron los ambientes universitarios que Carlos Eduardo Gago conoció en sus primeros días como estudiante en la UCV. Probablemente el estudiante Carlos Gago se sentía a gusto o quizás era indiferente con el entorno de su Facultad de Ingeniería (FCMN). Lo que quiero decir es que él no tenía nada con que comparar porque esta era su primera vez en la universidad, pero esto no fue así para muchos otros estudiantes de Ingeniería quienes experimentaron la mudanza de la antigua sede de la universidad en el centro de Caracas, en donde funcionaba la Facultad de Ingeniería (FMF), a la Hacienda Ibarra, una localidad que muchos estudiantes consideraban un medio rural y poco citadino. Recordemos que a principios de los años cuarenta, la sede de la Universidad Central estaba ubicada en las esquinas de Bolsa a San Francisco, en donde actualmente está el Palacio de las Academias, frente al Palacio Legislativo o Asamblea Nacional.

Entre 1944 y 1946, el Decano de Ingeniería (FMF) era el ingeniero Santiago Vera Izquierdo (1913-2006), Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas —al principio ese era el nombre del título de Ingeniero— (UCV, 1934), quien también se había graduado de Ingeniero de Petróleo, en Oklahoma University (B.S., Petroleum Engineer, 1939). Vera Izquierdo trabajó para Standard Oil y entró como profesor en la UCV en 1941. Además de ser Decano de FMF, ejerció como Rector de la UCV entre diciembre de 1946 y diciembre de 1948. Fue él quien presidió la mudanza de una parte de la UCV del centro de Caracas a la periferia, a la Hacienda Ibarra. Los estudios de ingeniería duraban entonces cuatro años (aunque eso pronto, en 1953, también cambiaría). Los estudiantes de Ingeniería afectados por la mudanza fueron los de la cohorte de 1945-1949. Un estudiante de ingeniería de la época recuerda (Gustavo Rivas Mijares, 1998):

Nos sentíamos muy a gusto en el recinto de la vieja universidad, y por ello, cuando nos mudaron al llamado Trapiche de la Ciudad Universitaria, que estaba en construcción, al principio no nos satisfacían los improvisados salones de clases ni el ambiente del medio rural de aquel sitio que nos rodeaba.

En la Casa de la Oficina del Trapiche de la Hacienda Ibarra no solo estaba la Facultad de Ingeniería (FMF) con su Escuela de Ciencias (Biología) sino también estaba la pequeña Facultad de Ciencias Económicas y Sociales —para la época solo tenía 56 estudiantes— que se había mudado a la Casa de la Oficina del Trapiche en octubre de 1947.  El jurista, economista y político venezolano Enrique Tejera París (1919-2015) era en esos tiempos profesor de Geografía Económica para economistas y profesor de Economía para ingenieros. En sus bellas memorias, Tejera París explica cómo era que se llegaba a la Hacienda Ibarra en 1947, atravesando el bosque del Parque los Caobos y recuerda el camino de acceso a la Hacienda Ibarra con sus pastos y el mugir de las vacas (para otros detalles, véase El surgimiento de la economía como disciplina académica en la Universidad Central de Venezuela. 1936-1958).

La Hacienda Ibarra era el más bucólico sitio para dar y recibir clases y habíamos ya instalado en El Trapiche los dos Institutos [el Instituto de Economía y el Instituto de Seminarios] y la incipiente biblioteca. Desde el centro de la ciudad, se atravesaba en automóvil o autobús el bosque de Los Caobos y siguiendo la estrecha carretera, allí donde estaba una caseta de agricultores chinos que vendían sus legumbres, se tomaba a la derecha un camino de tierra con su puente de hierro y madera sobre El Guaire y entre abandonados sembradíos de caña, se llegaba al Trapiche. El Rector [Santiago Vera Izquierdo] se instalaría en la casona de la hacienda, que dominaba el paisaje desde el Ávila hasta Valle Abajo y desde Los Caobos hasta Sabana Grande y más allá. Se oían desde allí el mugir de las vacas y el traqueteo del tranvía, cuando no el fragor del tren al Tuy (Tejera París, 2009: 64).

Algo parecido a esto fue lo que pudo haber experimentado Carlos Eduardo Gago en sus primeros días en la UCV hacia 1951. Pero no por mucho tiempo, ya que un gran cambio se avecinaba.

¿Quiénes enseñaban Matemáticas en Ingeniería?

No dispongo de un listado oficial de los profesores de Física y Matemáticas que para 1951 estaban activos en la FCMN, pero se pueden hacer algunas inferencias basados en la nómina de los profesores del año 1957 y otros datos. Para la época, la Escuela de Ciencias había sido reorganizada y los antiguos Departamentos de Matemáticas y Físico-Química habían sido fusionados en la Escuela de Física Y Matemáticas y la parte de Química del Departamento de Físico-Química se había ido a la recién incorporada Escuela de Química (por traslado desde la Facultad de Farmacia a la Escuela de Ciencias de la Facultad de Ingeniería).

En 1957 los profesores de la Escuela de Física y Matemáticas de la Facultad de Ingeniería eran: Vicente Alonso, Manuel Bemporad, Raimundo Chela, Juan Gschwendtner, Juan Lorenzo Bravo (fue mi profesor de Matemáticas III), Ángel Palacio Gros, Reclus Roca Vila, Danil Toradse y Anatol Zagustin. También estaba el profesor Nicolás Szczerban. Pero, como en seguida veremos, muchos de ellos no pudieron ser profesores de Carlos Eduardo Gago.

De esta lista sabemos que los físicos eran: Nicolás Szczerban (vino en 1948),  Juan Gschwendtner (vino a Venezuela hacia 1949), Danil Toradse (vino en 1950) y Manuel Bemporad (vino en 1954). Los matemáticos: Raimundo Chela (venezolano; enseñó en la UCV desde 1949), Juan Lorenzo Bravo (con los datos que actualmente dispongo parece que entró en la UCV en 1953) y Ángel Palacio Gros (vino a Venezuela en 1947, activo en la UCV desde 1948). Por otra parte, Reclus Roca Vila (nacido en Cataluña y graduado en la ULA en 1953) y Anatol Zagustin (refugiado ruso de la Segunda Guerra Mundial que emigró a Venezuela hacia 1948; activo en la UCV desde 1950) eran ambos ingenieros civiles que enseñaban física, mecánica o matemáticas (y en el caso de Zagustin, teoría de estructuras y cálculo numérico). Por otra parte, Vicente Alonso (1908-2001) fue un antiguo teniente coronel de infantería de marina del Ejército español, experto en aerostación, geodesia, globos y dirigibles, dedicado a la enseñanza de Matemáticas, Topografía y Computación, que vino a Venezuela en 1950 (fue uno de los fundadores de la actual Escuela de Computación de la Facultad de Ciencias) y colaboró mucho con Zagustin en la creación de aplicaciones de la primera computadora de la UCV (una IBM 1620) para resolver problemas en cálculo numérico aplicado a la ingeniería.

Entonces, entre los profesores mencionados solo pudieron ser profesores de Matemáticas de Carlos Eduardo Gago: Raimundo Chela, Ángel Palacio Gros y Anatol Zagustin. De los físicos no parece que Nicolás Szczerban y Danil Toradse pudieran haber sido sus profesores de física. Szczerban estaba más con los estudiantes de ingeniería eléctrica. Toradse, recién llegado al país, hablaba poco español y era, por eso, Auxiliar Docente del laboratorio de física. El físico austríaco Juan Gschwendtner pudo haberle dado clases pero, en los materiales revisados, parece que por esos tiempos Gschwendtner solo dictaba clases de Física II para los estudiantes de Biología (Ciencias Naturales) y, además, él tenía también responsabilidades en el MOP (Ministerio de Obras Públicas).

Pero también había varios ingenieros quienes pudieron haber sido profesores de Carlos Eduardo Gago en 1951, en su primer año en la universidad: Miguel Ángel Calcaño (Álgebra); Pérez Luciani (Geometría Analítica); Jesús Soriano (Cálculo Infinitesimal); Antonio Álamo Bartolomé y Willy Ossot (Geometría Descriptiva); Santiago Vera Izquierdo (Mecánica Racional); Miguel Ángel Calcaño (teoría de Topografía), Bela Murakotzi (prácticas de Topografía) y Luciano Mendible (Dibujo Lineal) (véase, La Facultad de Ingeniería de la UCV y Notas sobre la universidad venezolana, FIUCV NOTAS).

Vientos turbulentos se aproximan a la UCV y nosotros nos vamos con esta ventisca borrascosa, luego regresaremos al tema de Carlos Gago y las matemáticas.

Tiempos de cambio, cierran la UCV. ¿Qué hacer?

Cuando Carlos Eduardo Gago entró a la UCV en 1951, muy pronto le cerraron las posibilidades de estudiar. Vamos a revisar los acontecimientos que causaron el cierre de la UCV. Empezaremos bien atrás, veinte años antes.

Hacia el final del periodo gomecista, la universidad venezolana estaba muy desactualizada en conocimientos. Por ejemplo, en 1931, desde el Colegio de Ingenieros de Venezuela le enviaron al ministro de turno responsable de la educación una comunicación en donde se decía que:

El programa de la enseñanza de la ingeniería en la Universidad Central, apenas está calculado para las necesidades de medio siglo atrás. Se impone una reforma. No tenemos ingenieros geólogos, ni agrónomos, ni mecánicos ni electricistas. Con nuestros solos recursos es muy difícil montar la enseñanza como lo requiere la presente época.  Necesitamos el concurso de elementos extranjeros (palabras citadas por Yolanda Texera Arnal, 2018, en Avance con tropiezos).

Después de la muerte del general Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935, el gobierno que asumió el mando estuvo dirigido por el General Eleazar López Contreras quien, con el llamado Programa de Febrero, presentado el 21 de febrero de 1936, se propuso reinstitucionalizar y modernizar a todo el país. El nuevo gobierno impulsó la formación de personal mediante cursos y becas al exterior, importó talento extranjero y se crearon centros de investigación dentro de los propios ministerios. Por ejemplo, se crearon la Estación Experimental de Agricultura y Zootecnia (1936, adscrito al Ministerio de Agricultura y Cría, MAC), el Instituto Nacional de Higiene (1938, adscrito al Ministerio de Salud y Asistencia Social, MSAS), dos institutos de investigación universitarios, pero bajo control ejecutivo directo del gobierno: el Instituto de Cirugía Experimental y el Instituto de Medicina Experimental.

¿Cómo era la universidad de fines de los años treinta y principios de los años cuarenta? La profesora Yolanda Texera Arnal en su ensayo. El Instituto de Geología y los inicios de la reforma de la educación superior en Venezuela (2005) lo refiere con las siguientes palabras:

La historia de la modernización de Venezuela durante este periodo es larga y compleja y aquí no podemos entrar en detalles. Pero si debemos destacar un factor muy importante en la modernización de los estudios en la Universidad Central: la creación del Instituto de Geología.

Como la universidad era resistente al cambio y muy lenta para apoyar los cambios requeridos para la transformación del país, el gobierno comenzó a crear instituciones de educación superior fuera del ámbito universitario, el Instituto de Geología fue una de estas instituciones, creado por decreto en septiembre de 1937, comenzó a operar, el 15 de septiembre de 1938, en dos casas ubicadas en la Avenida San Martín. La iniciativa de crearlo provino del Servicio Técnico de Minería y Geología del Ministerio de Fomento (es decir, de los profesionales venezolanos que trabajaban en ese ministerio que habían sido formados en el exterior: Estados Unidos y Europa). 

Basado en el modelo de las universidades estadounidenses, este instituto inicialmente adscrito a dos ministerios (Ministerio de Educación Nacional y Ministerio de Fomento), contaba con una plantilla de profesores —la mayoría extranjeros— a dedicación integral (una gran novedad ya que como se vio, en aquellos años casi todos los profesores de la universidad estaban a dedicación parcial y la dedicación exclusiva no existía), tenía laboratorios de docencia e investigación bien dotados y una forma de pensar diferente sobre la educación superior. Su primer Director fue Newton B. Knox, un economista estadounidense con experiencia en la exploración petrolera y que también estaba a cargo del curso Geología económica. En 1940, el Instituto de Geología fue adscrito a la UCV como Escuela de Geología y, en 1944, pasó a ser parte de la Escuela de Ingeniería de la FMF como el Departamento de Geología, Minas y Petróleo. La primera promoción de Geólogos egresó en 1943. Su incorporación en la Facultad de Ingeniería (FMF) introdujo una corriente de cambios en la facultad impulsados por su decano Santiago Vera Izquierdo.

El sistema de semestres y de unidades del Instituto de Geología fue adoptado por la Facultad de Ingeniería (FMF) y varios profesores pasan su dedicación a tiempo integral. Según FIUCV NOTAS, citando un trabajo de la Comisión de Acervo Histórico de la Facultad de Ingeniería (Facultad de Ingeniería de la UCV. 45 años de su denominación, Carlos Genatios, 2000, p. 12), “entre 1948 y 1950 a las especialidades de Ingeniería se les integró por Departamentos y se aumentó el plan de estudios de 8 a 9 semestres”.  En FIUCV NOTAS se continúan explicando los cambios: “En abril de 1946 el nuevo rector de la Universidad Central, doctor Juan Oropesa, designó una comisión encargada de elaborar un proyecto de Estatuto Universitario. El mismo contemplaba una amplia autonomía, no sólo en cuanto al gobierno de las universidades, sino también en el orden financiero y administrativo”.

Pero muchos de los cambios se vinieron abajo con los hechos ocurridos en 1951. ¿Qué pasó en la Universidad Central en ese año?

En FIUCV NOTAS se explica lo que sucedió: 

En agosto de 1951 la junta de Gobierno, presidida por Germán Suárez Flamerich, destituyó al rector Julio De Armas [aunque varias otras fuentes señalan que Julio De Armas renunció y, después de él, los Decanos también renunciaron a sus cargos] y lo sustituyó [el 30 de agosto de 1951] por Eloy Dávila Celis, ex rector de la ULA. Este nombramiento fue muy protestado y 45 días después se ordenó el cierre de las facultades de Agronomía y Medicina en Maracay [y el 16 de octubre de 1951, el Consejo Universitario suspende las actividades docentes temporalmente]. El 17 de octubre la Junta de Gobierno decidió intervenir la UCV y ordenó su reestructuración a cuyo efecto designó un llamado Consejo de Reforma, presidido por el médico doctor Julio García Álvarez. Esto avivó las protestas de estudiantes y profesores trayendo como consecuencia la intervención de la UCV y la derogación del Estatuto Orgánico de 1946, condenando la libertad de cátedra y el principio del gobierno estudiantil.

La situación se hizo más compleja y la universidad suspendió las actividades docentes. Veamos que fue lo que ocurrió (en esta narrativa estamos dejando por fuera todo el problema político de lucha contra la dictadura que motivaba muchas de las acciones que ocurrieron en la universidad).

Los estudiantes y profesores protestaron, cada uno a su modo. Un gran grupo de profesores activos y jubilados (una fuente dice que fueron 267 profesores, y otra 281) firmaron un manifiesto contra la revocación del Estatuto Orgánico de 1946 en donde dicen que: “Estamos decididos a separarnos de los cargos docentes y de investigación que venimos desempeñando en el caso de que no se llegue a una situación satisfactoria que deje incólumne la autonomía universitaria”.

Según el informe del 30 de julio de 1953, presentado por el Dr. Willy Ossott, Decano Delegado de la FCMN, las actividades docentes continuaron suspendidas

“hasta el 07 de Febrero de 1952, fecha en que fueron reanudadas, según Acuerdo No. 6 del Consejo de Reforma, de fecha 30 de Enero de 1952. El día 21 de Febrero fueron interrumpidas varias clases por grupos de alumnos revoltosos, quienes llegaron en su exaltación a destruir útiles escolares y efectuar otros actos de desorden y violencia. Por el Acuerdo No. 7 del Consejo de Reforma, con fecha 22 de Febrero se suspendieron las actividades docentes por tiempo indefinido”.

Ante todas estas protestas, además de suspender las clases definitivamente, el Consejo de Reforma, el 30 de enero de 1952, expulsó a 137 estudiantes —varios estudiantes por tres años y a la mayoría (128) por un año— y, el 19 de marzo, también destituyó a 140 profesores, entre los cuales 25 eran miembros del personal docente y de investigación de la Facultad de Medicina (incluyendo al futuro Rector de la UCV, el doctor Francisco de Venanzi, quien se retiró a la práctica privada de la medicina y, luego, junto con el doctor Marcel Roche funda el centro privado de investigación científica llamado el Instituto de Investigaciones Médicas, Fundación Luis Roche) y 17 de la FCMN.

(Una lista parcial de los estudiantes expulsados se puede leer en el trabajo de ascenso para optar a la categoría de Profesor Asistente de Jesús Sanoja Hernández, titulado Una década de luchas universitarias (1948-1958) (1971; p. 47) mientras que la lista completa de los profesores y estudiantes expulsados aparece en un libro, que no hemos consultado, titulado: Autonomía Universitaria de Febres Cordero Foción, Caracas: UCV, 1959. En este libro se documenta el proceso de expulsión y se estudian las consecuencias de las medidas del Consejo de Reforma).

Las clases fueron parcialmente reanudadas, el 9 de septiembre de 1952 (las actividades docentes correspondientes a los 7mo. y 9no. Semestres de Ingeniería Civil y Eléctrica y 9no Semestre de Geología). En 1953 las clases se regularizan. El 23 de julio de 1953, se dictó una nueva Ley de Universidades Nacionales mediante la cual la FCMN pasó a llamarse Facultad de Ingeniería, integrada por solo dos Escuelas (Ingeniería y Ciencias) ya que la Escuela de Arquitectura pasó a ser la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Esta ley eliminó la autonomía universitaria ya que calificaba a los profesores como “empleados públicos” de libre nombramiento y remoción por parte del presidente de la República. En ese año, desaparece un semestre de nivelación que existía para los nuevos ingresos y los estudios de Ingeniería pasaron a ser de 5 años (se eliminaron los semestres y la carrera pasó a estudiarse por años como estaba en 1943-1944).

Profesores y Estudiantes de la UCV “exiliados” en el Zulia

Post nubila phoebus. Lema en latín de LUZ. (Después de las nubes, el Sol).

Entre los profesores destituidos de la Facultad de Ingeniería (que recordemos se llamaba Facultad de Ciencias Matemáticas y Naturales, FCMN) estaba el jefe del Departamento de Matemáticas de la Escuela de Ciencias de esa facultad, el matemático español Ángel Palacio Gros. ¿Qué hace entonces el matemático español Ángel Palacio Gros después de haber sido destituido de su cargo? Como muchos estudiantes de Ingeniería Civil, se “exilió” en el Zulia.

Hemos supuesto que Carlos Eduardo Gago entró en la UCV en 1951. Como se ha visto, al poco tiempo de entrar le suspendieron las clases (el 16 de octubre de 1951). Tenemos una referencia verbal que señala que Carlos Eduardo Gago, como muchos otros estudiantes de Ingeniería Civil, también estaba en Maracaibo. Aunque no tenemos completa certeza, es muy posible que Carlos Eduardo Gago estudiase todo el año 1952 (quizás desde octubre de 1951) en la Universidad del Zulia.

La Universidad del Zulia también tiene su historia. En 1904, la dictadura gomecista cerró la Universidad del Zulia. Este cierre duró 42 años. La reapertura de la universidad ocurrió el 15 de junio de 1946 por un decreto de la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt en donde fue nombrado Rector el Dr. Jesús Enrique Lossada. La universidad se reinicia con tres facultades: Derecho, Ciencias Físicas y Matemáticas (es decir, Ingeniería) y Medicina y con una matrícula de 170 estudiantes.  

Poco tiempo después, el 1º de octubre de 1946, se iniciaron las clases en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad del Zulia. La única escuela de esta facultad era la Escuela de Ingenieria Civil.  Desde, al menos, 1952 y hasta la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, la universidad se llamó Universidad Nacional del Zulia. Más tarde, el 4 de septiembre de 1952, se decretó la creación de la Escuela de Ingeniería de Petróleos de la Universidad Nacional del Zulia.

En la foto se muestra la antigua Casa del Obrero, ubicada, en La Ciega, Maracaibo la cual donada por los sindicatos zulianos para servir como sede de la Universidad del Zulia en los primeros años después de su reapertura en 1946. Ver otra foto aquí.

Según Iván Dario Parra, los profesores fundadores fueron Rafael Domingo Moros (1918), Nectario González Angulo (1919-1976), Domingo Noriega Salazar (1916), César Rosales Winckelman (1920), José Nancy Perfetty (1914), el químico de origen judío Issar Budowski (1889-1969) y el matemático también de origen judío Saía Kugler-Reiner (1906-1993). 

¿Cómo fueron los primeros tiempos de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad del Zulia?  El ingeniero Alberto Urdaneta quien fue integrante de la primera promoción los describe así (énfasis nuestro):

En la Escuela de Ingeniería se inscribieron alrededor de cuarenta alumnos para el primer año que se abría, entre ellos algunos abogados que pensaron en una segunda carrera, algunos bachilleres con varios años transcurridos después de culminar el bachillerato y otros recién salidos del Liceo. Con el tiempo la cifra fue mermando, algunos abandonaron, otros se fueron quedando atrás. A la altura del tercer año llegó un fuerte contingente de nuevos alumnos de la UCV, ante el cierre de la misma por la dictadura. Con todo y ello terminamos en la primera promoción doce ingenieros, de los cuales, tres llegaron en tercer año, o sea que nueve hicieron el curso completo en la Escuela.

El primer Decano fue el Dr. Rafael Domingo Moros, también para entonces Ingeniero Municipal de Maracaibo. En aquella época los decanatos se compartían con otros cargos. Esto sucedió por varios años. No había ningún profesor a tiempo completo y menos a dedicación exclusiva. Costaba mucho conseguir profesores. La Escuela se nutría de lo poco que había en el medio…Los estudios duraban cuatro años y su régimen era anual (citado en Fuentes y pioneros de los estudios de ingeniería en el Zulia de Iván Darío Parra).

Hemos destacado la mención a “un fuerte contingente de nuevos alumnos de la UCV” aunque la fecha que se puede inferir de la cita (octubre de 1949) nos parece errada (debe ser octubre-noviembre de 1951).

Tres profesores de Matemáticas de Carlos Eduardo Gago

De la revisión que se ha hecho de los estudios de Ingeniería en Venezuela en la época que Carlos Eduardo Gago estudiaba, aunque es posible que también tuviera otros profesores en Matemáticas, he inferido que los profesores que más impactaron su formación en Matemáticas durante su periplo como estudiante de Ingeniería Civil fueron tres profesores inmigrantes extranjeros: el matemático de origen judío Saía Kugler-Reiner (1906-1993), el matemático español Ángel Palacio Gros (1913-1990) y el ingeniero civil, matemático aplicado, especialista ruso en mecánica teórica y dinámica de los fluidos Anatol Ivanovich Zagustin Berezina (1906-1992).

Saía Kugler-Reiner (1906-1993)

Saía Kugler-Reiner, nació en Siret, Bukovina, Imperio Austro-Húngaro, un pequeño poblado, que hoy es parte de Rumania y que está ubicado a dos kilómetros de la frontera con Ucrania. Se graduó de Licenciado en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Cernanti, Rumania (1932) en dónde además estudió pedagogía. Años después hizo un posgrado en física solar y climatología en el Instituto Tecnólogico de Israel. Vino a Venezuela en 1939 huyendo de la persecución nazi al pueblo judío. Además de su participación en la creación de la Facultad de Ingeniería de LUZ, Saía Kugler-Reiner participó en la creación de la escuela Náutica “Capitán de Fragata Felipe Baptista” y la escuela Normal de Maracaibo.

Al crearse la Facultad de Ingeniería, el profesor Kugler-Reiner fue nombrado profesor de Álgebra superior en la Escuela de Ingeniería Civil (30 de septiembre de 1946). También regentó las cátedras de Geometría Analítica, Cálculo Diferencial e Integral, Análisis Matemático I, II, y III, Física I y II y Prácticas de Topografía. Más tarde, también enseñó en la Facultad Experimental de Ciencias. Dice una entrada en el Diccionario del Zulia que “Las generaciones de ingenieros de los años 1946-1976 conocieron el Método Kugler en el aprendizaje de las matemáticas. Por ello se le concedió la Orden Andrés Bello ya que ‘el profesor Saía Kugler tiene la característica de poseer la habilidad de enseñar en forma natural. Siempre ha enfocado las asignaturas que dicta en forma práctica’“.

Anatol Zagustin (1906-1992)

No dudamos en decir que el profesor Anatol Zagustin fue un excelente físico matemático, en el sentido clásico, investigador en mecánica de los medios continuos (teoría de la elasticidad, dinámica de fluidos y resistencia de materiales) y matemáticas aplicadas. Anatol Zagustin nació, en San Petersburgo, el 20 de septiembre de 1906. Emigró a Venezuela pocos años después del final de la Segunda Guerra Mundial. La guerra lo expulsó de la ciudad de Vorónezh, en donde, en 1941, era el jefe del Departamento de Mecánica Teórica en la Universidad Estatal de Vorónezh y fue colocado por los alemanes en un campo de trabajos forzados. Después de ser liberado del campo en donde estaba  recluido, Anatol Zagustin no se podía regresar a la Unión Soviética porque quienes habían sido prisioneros de los alemanes y regresaban eran fusilados o enviados a la cárcel o a campos en Siberia para el trabajo forzado. 

Al terminar la guerra, después de una temporada en un campamento para refugiados, viene a Venezuela y se establece en Caracas con su esposa e hijos (todos científicos que realizaron importantes contribuciones a la ciencia: Taisa Isaenko de Zagustin, químico del MSAS; los doctores en Ingeniería Civil Elena y Konstantin Zagustin Isaenko. Konstantin fue el Director del Instituto de Mecánica de los Fluidos, UCV). Anatole Zagustin trabajó primero como dibujante en el Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS) y, luego, entró en la UCV, en la Escuela de Ingeniería Civil, en donde enseñó matemáticas, mecánica teórica y teoría de estructuras hasta su jubilación. Antes de la guerra, en Rusia, el profesor Zagustin realizó una importante contribución a la teoría de los flujos turbulentos, conocida como la ecuación de Zagustin. En 1969, ya en la UCV, junto con su hijo Konstantin, aplicó esta teoría al estudio de los flujos turbulentos en las tuberías (Analytical solution for turbulet flow in pipes, 1969).

Ángel Palacio Gros (1913-1990)

Quienes tuvieron a Ángel Palacio Gros como profesor, bien en el Colegio América o en las Facultades de Ingeniería y Ciencias de la UCV, afirman que fue un extraordinario profesor de Matemáticas. Dejó varios libros publicados. Cuando se tuvo que “exilar” en Maracaibo, ya había publicado sus libros: Apuntes de geometría del espacio y teoría geométrica de las secciones cónicas (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1950) y Lecciones de análisis matemático (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1951).

Luego vinieron las otras ediciones de estos libros y sus nuevos textos: Lecciones sobre curvas planas y alabeadas y teoría de superficies (México: Editorial Palas, 1959) y Ejercicios de Análisis Matemático (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1968). Ángel Palacio Gros se graduó de Licenciado en Ciencias Exactas (es decir, en Matemáticas), en 1930, por la Universidad de Madrid (hoy, llamada Universidad Complutense de Madrid), siendo su especialidad la geometría proyectiva. Tuvo una participación destacada en la Guerra Civil española como jefe del Estado Mayor de la 46 División, cayó como prisionero de guerra en la Batalla de Teruel y estuvo preso en Burgos de donde fue liberado por petición del Gobierno de Venezuela (para detalles, véase nuestro ensayo Ángel Palacio Gros: matemático, soldado y profesor ucevista; uno de nuestros lectores dejó el siguiente comentario: “Simón Gómez Malaret fue instrumental como Vice-Presidente del Senado con AD en la venida de Palacio a Venezuela”).

El estudiante Carlos Gago resuelve un difícil problema matemático

¿Cuánto sabía el estudiante Carlos Eduardo Gago de Matemáticas en 1956? La historia venezolana de la Ingeniería suministra un ejemplo que nos permite aproximarnos a las capacidades del joven Carlos Eduardo Gago en las matemáticas superiores. Para 1956, los edificios de la Facultad de Ingeniería en la nueva Ciudad Universitaria habían sido concluidos. El edificio de los laboratorios de Física de Ingeniería, el cual, en 1958, sería la sede de la Escuela de Física y Matemáticas de la Facultad de Ciencias fue inaugurado en diciembre de 1956.

El profesor Melchor Centeno Vallenilla.

En febrero de 1957, el profesor Melchor Centeno Vallenilla (1905-1986), para la época profesor en la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería (UCV), presentó un trabajo en el VI Congreso Venezolano de Ingeniería celebrado en Valencia, estado Carabobo, titulado Algunas relaciones útiles para la técnica de la energía solar en las regiones intertropicales

En 1930, Melchor Centeno había obtenido el título de Bachelor of Science en Ingeniería Eléctrica en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y llegó a desarrollar una carrera profesional exitosa en la industria de la radio y la televisión en los Estados Unidos como jefe de investigaciones de la empresa International Television Radio Corporation, en Nueva York, después de lo cual, hacia 1942, se regresa a Venezuela, y en noviembre de 1947, después de varios años de trabajo en la industria privada, ingresa como profesor en la FCFM. Melchor Centeno se encuentra entre los venezolanos con más patentes otorgadas en los Estados Unidos (su primera patente es sobre celdas fotoeléctricas y le fue otorgada en el año 1927).

En su trabajo en el VI Congreso Venezolano de Ingeniería, el profesor Melchor Centeno presenta “algunas relaciones aproximadas para estimar los promedios anuales, horario y diurno, de la energía solar disponible en las regiones intertropicales. Estas relaciones son útiles para cálculos de aplicaciones técnicas relativas al aprovechamiento de esa energía”.

En su introducción, el profesor Centeno señala que:

“La técnica del aprovechamiento de la irradiación solar sobre la superficie terrestre requiere estimar aproximadamente la magnitud de esa irradiación como función del tiempo. Aunque se disponga de registros instrumentales (por medio de pirheliómetros, actinógrafos, etcétera), por cierto número de años, como la irradiación solar disponible en la superficie terrestre varía considerablemente, no sólo debido al movimiento aparente del sol, sino a condiciones geográficas y meteorológicas locales, es evidente la conveniencia de poseer un grupo de ecuaciones que con suficiente aproximación faciliten los cálculos técnicos necesarios…”

Luego de varias derivaciones, el Profesor Centeno presenta la siguiente ecuación (G es la irradiación solar) (§):

[§] Hemos tomado esta ecuación tal y como aparece en el trabajo que estamos citando.

A continuación, dice que lo siguiente:

Para estimar la energía total recibida durante un día por una superficie horizontal en tierra debida al sol ficticio medio [†] directo a través de cielo despejado, habrá que obtener el área debajo de la curva de la ec. (6) durante un día, es decir, integrar entre t = 0 y t = 12. Esta integración es difícil de efectuar, tan es así que E. Fukui (2) la estima imposible. Sin embargo, puede integrarse por series (3),…

[†] El sol ficticio medio es un sol que brilla 12,00 horas por día y que al mediodía solar su ángulo cenital es igual a la latitud del lugar.

La Nota 2 se refiere al trabajo de Fukui (Meridional Distribution of Radiant Energy: its Climatological and Geographical Significance, Science Reports, University of Education of Tokio, v. 3, p. 8, marzo de 1954), en donde Fukui afirma que dicha integral no se puede resolver. Mientras que la Nota 3 dice lo siguiente: “F. [sic; C.] Gago Bousquet, estudiante en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, logró integrarla en agosto de 1956″.

Aquí tenemos entonces una primera manifestación de las habilidades en Matemáticas de Carlos Eduardo Gago cuando aún era estudiante de Ingeniería Civil. No solo eso, el ejemplo también demuestra su curiosidad y deseos de resolver problemas interesantes. Nótese que Carlos Eduardo Gago era un estudiante de los últimos años de Ingeniería Civil y que el Prof. Melchor Centeno era profesor en otra área, en el Departamento de Ingeniería Eléctrica. Nos hubiese mucho gustado tener las impresiones del profesor Carlos Gago sobre este asunto pero ya no es posible.

Carlos Gago, un becario del IVNIC en Ingeniería Nuclear

Sé muy poco sobre cómo el joven ingeniero Carlos Gago se convirtió en un becario de Humberto Fernández-Morán. Obsérvese que he formulado la pregunta de esa manera y no ¿cómo fue que Carlos Gago se convirtió en un becario del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC)? Para tener una visión sobre la fundación del IVNIC, véase: Humberto Fernández Morán y la creación del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (2018). 

Una vez, hace unos cuatro o cinco años, le pregunté al Profesor Gago sobre sus estudios en Michigan pero él solo atinó a decirme que la Universidad de Michigan era una universidad muy buena para estudiar Ingeniería Nuclear y, dicho con orgullo, “Yo fui un becario de Humberto Fernández-Morán”. 

¿Cómo pasó eso? ¿Qué caminos llevaron a Carlos Eduardo Gago al IVNIC? ¿Cómo conoció a Humberto Fernández-Morán? Por el estilo autocrático con que Humberto Fernández-Morán dirigía el IVNIC, tuvo que haber sido él mismo quien entrevistó a Carlos Eduardo Gago, un joven que quizás estaba por graduarse de Ingeniero Civil o que a lo mejor ya se había graduado. ¿Se emocionó Carlos Eduardo Gago con la energía nuclear? ¿Hubo algún tipo de anuncio público para reclutar a potenciales becarios que Carlos Eduardo Gago atendió y, luego, pasó la mirada selectiva de Fernández-Morán? ¿O fue Carlos Eduardo Gago quien motu propio fue al IVNIC para conseguir una beca?  En realidad, no lo sé y en este aspecto no me atrevo a suponer nada. Excepto, quizás, que los contactos de Carlos Gago con Humberto Fernández-Morán debieron haber ocurrido entre  finales de 1956 y principios o mediados de 1957.

Sabemos con certeza que Carlos Gago fue el único ingeniero entre las dos personas becadas por el IVNIC. Como es sabido, poco antes de caer la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, Humberto Fernández-Morán, quizás debido a compromisos políticos adquiridos con la dictadura que financió su idea del IVNIC, aceptó el cargo de Ministro de Educación. Al caer la dictadura en enero de 1958, Humberto Fernández-Morán estimó que era mejor irse del país.

El nuevo gobierno nombró a Marcel Roche como director y designó a una Comisión Asesora del IVNIC la cual en los primeros meses de 1958 presentó un informe en donde se señala que el IVNIC tenía dos becarios en el exterior (en Estados Unidos): el ingeniero Carlos Gago y el técnico Gustavo Artiles.

No fue posible averiguar la especialidad del técnico Artiles ni tampoco que clase de estudios realizó en Estados Unidos. En el informe de la Comisión Asesora se menciona que a su regreso, Carlos Gago “podrá actuar como operador” del Reactor” RV-1. En la segunda parte de este ensayo veremos que esto no fue así. También se dice que “el Sr. Artiles, también becado, podría actuar como asistente del Radiofísico”. Esto, según parece, tampoco ocurrió. Desconocemos a cuál “Radiofísico” se refiere el informe (quizá en el informe se están refiriendo al mismo Carlos Gago).

Gustavo Ángel Artiles (1931) dejó pronto las actividades tecnocientíficas para estudiar comunicación social y desempeñarse como ensayista, periodista y traductor. Con Gustavo Artiles al mando como su primer director, el 1 de enero de 1975, comenzaron las transmisiones de la Emisora Cultural de Caracas FM 97.7 la cual pasó a ser dirigida por Alfredo Gerbes cuando Artiles se residenció en Londres, en donde trabajó como productor y locutor para la BBC de Londres. Gustavo Artiles es también autor del libro Un Enigma llamado Shakespeare (2004).

Como el IVNIC vino a cambiar oficialmente su nombre a Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), el 9 de febrero de 1959, Carlos Eduardo Gago fue un becario del IVNIC hasta esa fecha y de allí en adelante lo sería del IVIC hasta su graduación de la maestría (Master of Science in Engineering) de la Universidad de Michigan, el 11 de junio de 1960. La formación de Carlos Eduardo Gago como Ingeniero Nuclear será tratada en la segunda parte de este ensayo.

Pero, ¿por qué el IVNIC estaba interesado en becar a un venezolano para estudiar Ingeniería Nuclear? La razón es que Humberto Fernández-Morán decidió que el IVNIC debería tener un reactor nuclear de investigación y aprovecharse del Programa Átomos por la Paz. Su entusiasmo creció durante su participación en la Primera Conferencia Internacional sobre usos pacíficos de la Energía Atómica (Ginebra, 8 al 25 agosto de 1955).

En diciembre de 1953, el entonces Presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower pronunció un discurso en las Naciones Unidas que tiempo después dio origen al Programa Átomos para la Paz.  Humberto Fernández-Morán vio en esta iniciativa estadounidense una oportunidad para adquirir un reactor nuclear. El 14 de junio de 1955 el país firmó un convenio con el gobierno estadounidense mediante el cual Venezuela recibiría $300.000 dólares para adquirir un reactor nuclear y con la empresa General Electric se firmó un contrato ‘llave en mano’ para la construcción del reactor el cual fue llamado RV-1.

El problema estuvo en que la comunidad científica venezolana no fue considerada para la toma de esta decisión y que en Venezuela, para 1955, no había especialistas ni en ingeniería nuclear ni en física nuclear, ni tampoco físicos experimentales capaces de utilizar el flujo de neutrones del reactor para investigar la materia condensada. Es más, en Venezuela ni siquiera existían posibilidades de estudiar una Licenciatura en Física (para detalles sobre el reactor y sus problemas, véase El programa Átomos para la Paz en Venezuela y Reactor, Radioisótopos y Energía Nuclear: Sus avatares en Venezuela).

En su autobiografía (ver un extracto aquí), Marcel Roche rememora el problema que tenía en sus manos como Director del IVIC con un reactor nuclear en proceso de construcción y sin personal para mantenerlo, operarlo y usarlo para la investigación científica:

Problema aparte fue el reactor nuclear, RV-1. Fernández-Morán había contratado su construcción con la General Electric, y la del edificio que había de contenerlo a la firma Shaw, Metz and Dolio de Chicago. Cuando me encargué del instituto [el IVNIC ahora llamado IVIC], estaban ya listas las fundaciones, en el tope del cerro de Pipe, pero faltaba todo el resto. En la época, el proyecto parecía prematuro. Como ya lo he dicho, no había un solo físico en el país, mucho menos un físico nuclear. Estaban becadas en el exterior sólo dos personas: el ingeniero Carlos Gago y el técnico Gustavo Artiles.

Además, se habían contratado tres norteamericanos, con James Nance a la cabeza, que había de dirigir el manejo de la máquina. Era ésta una máquina respetable, de tres megavatios de potencia, y de manejo bastante delicado. Después de pesar bien el pro y el contra, se resolvió proseguir con la construcción de la máquina, no sin antes haber becado a [otros] tres ingenieros venezolanos, Gustavo Rada, Roberto González y Elenio [sic; es Helenio] Arqué que regresaron a Venezuela a trabajar en el reactor. 

Hacia finales de 1957 o principios de 1958 (no sabemos exactamente cuando), Carlos Eduardo Gago viajó a Estados Unidos, a la Universidad de Michigan, en donde se formó en Ingeniería Nuclear, graduándose en 1960 con un Master of Science in Engineering. 

La historia de la trayectoria académica del Profesor Carlos Gago continuará en una próxima entrega. En la segunda parte se tratará la formación de Carlos Eduardo Gago como ingeniero nuclear y, luego, como físico experimental en Saclay, Francia.

El autor con el Profesor Carlos Gago

El autor con el Profesor Carlos Gago. la foto tomada en la Escuela de Física, en diciembre de 2018, durante la celebración de los 40 años de la fundación del Laboratorio de Paramagnetismo.

FIN PRIMERA PARTE

Coloritmo

Segunda Parte (este enlace será activado cuando la segunda parte se publique).

___________
SOBRE EL AUTOR: José G. Álvarez Cornett ( @Chegoyo en Twitter )

Miembro de COENER, del grupo “Physics and Mathematics for Biomedical Consortium“. Representante de los Egresados ante el Consejo de Escuela de Física, Facultad de Ciencias, UCV.

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@Chegoyo 2022

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3 Responses to "Carlos Gago Bousquet (1933-2022), mi profesor de Métodos Matemáticos. Parte I"

  1. Williams Garcia says:

    Excelente

  2. Nardy Diez says:

    Muchas gracias por la historia de casualidad lo recordé porque mi hijo está con intereses por la física y yo estudie con su hija que es bióloga y tuve oportunidad de compartir con él, solo tenía muy pocas referencias porque de jóvenes vivimos vidas apuradas sin tiempo para indagar y nuestros mayores tampoco era que tuvieran mucho tiempo para contar gracias porque aprendí muchísimo de muchos temas

  3. Felix Marin says:

    Algunas anécdotas:

    – Alguna vez me dijo que dejó la ingeniería porque se convenció que ello se limitaba a saber leer “tablas”.
    – Le presté un problema -partícula cargada en presencia de un dieléctrico- resuelto en forma autoconsistente. No lo pude recuperar porque me dijo que no recordaba el préstamo que le había hecho. Hasta la fecha no lo he elaborado otra vez: Tarea pendiente.
    – Un día le estuve enseñando como hacer gráficos en la computadora. Quedó maravillado. Me dijo “cuando necesite eso mejor te busco”.
    – una vez salimos juntos de un seminario de Rodrigo Medina donde prácticamente lo criticamos fuertemente mientras Rodrigo siempre sonreía. Cuando salimos le comenté a Gago lo alegre que Medina se veía. Me dijo: “Cuando este hombre pierda la alegría el mundo se viene abajo”.
    – Era adicto a una especie de “humor negro”.

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